lunes, 31 de enero de 2011

Egipto


Mubarak traslada al Gobierno la responsabilidad de las reformas pero no abandona el poder

El presidente encarga un aumento de la democracia al nuevo primer ministro. -El 'rais' apela a las Fuerzas Armadas para permanecer en el cargo. -Mohamed El Baradei: "No podemos retroceder".

ENRIC GONZÁLEZ | NURIA TESÓN - El Cairo-El Pais,Madrid - 31/01/2011
Endurecimiento militar
Vehículos militares bloquean una calle del centro de El Cairo.- EFE
Acuciado por los manifestantes que no abandonan las calles, por la oposición que reclama un vuelco en la política egipcia, y por sus aliados internacionales -especialmente EE UU- que ya casi no quieren que les vean devolviéndole el saludo, Hosni Mubarak ha dado un paso más hoy para defender su permanencia en el poder. En una intervención televisada ha pedido a su nuevo primer ministro, Ahmad Shafiq, que active reformas para promover la democracia y restablezca la confianza en la economía.
El presidente Hosni Mubarak se aferraba el sábado al poder, y reemplazó a su gabinete en un esfuerzo por apaciguar a los contrariados egipcios que se manifestaban por decenas de miles para pedir el fin de sus 30 años de mandato. - AGENCIA ATLAS
Después de seis días de protestas -y 30 años de inmovilismo- las reformas que Mubarak ha llegado a la conclusión de que hay que impulsar urgentemente deben partir de un diálogo profundo con la oposición, explicó la noche del domingo en el canal estatal Nile TV. La prioridad que ha fijado para Shafiq es la reducción del paro y la contención de la inflación para satisfacer las demandas de los ciudadanos.
Pero la gran conclusión que se puede extraer del discurso de anoche es que Mubarak no está dispuesto a abandonar el poder fácilmente pese a los 125 muertos y los miles de heridos que ha dejado ya la revuelta. Durante el domingo el acorralado presidente ya se ocupó de dar una muestra de fuerza al reunirse con los mandos militares más importantes, entre ellos su nuevo vicepresidente, el poderoso jefe de inteligencia, Omar Suleimán, el ministro de Defensa, Mohamed Husein Tantawi, y el jefe del Estado Mayor Dami al Anan. La exhibición de músculo se acompañó del sobrevuelo muy bajo de dos aviones caza sobre la plaza Tahrir, en donde se concentraban los manifestantes de la capital egipcia por sexta jornada consecutiva. El paso de los cazas se produjo poco antes de que entrara en vigor el toque de queda, a las 16.00 hora local, pero a pesar del nerviosismo que causó, los miles de personas que se concentraban allí siguieron coreando lemas contra Mubarak y su nuevo Gabinete: "Hosni Mubarak, Omar Suleimán, los dos sois agentes de los estadounidenses". "Mubarak, Mubarak, el avión te espera", era otro de los lemas.
Responsabilidad para el Gobierno
En respuesta al empuje popular, antes de comparecer en televisión Mubarak ya envió una carta a Shafiq instándole a que el recientemente formado Gobierno aplique políticas sociales. Entre ellas destaca la preservación de los subsidios, el control de la inflación o la ampliación de ofertas de empleo. "Te pido que devuelvas la confianza en nuestra economía", pedía solícitamente el presidente a su nuevo primer ministro: "Confío en tu habilidad para implementar políticas económicas que estén de acuerdo con las altas preocupaciones del pueblo".
Mientras, en el otro espectro político, los partidos opositores que hasta las últimas elecciones tenían presencia parlamentaria, incluidos los Hermanos Musulmanes, se han reunido en un Parlamento alternativo para tratar de buscar una salida a la crisis y planificar la transición. Como resultado de la reunión, ayer se creó un comité de 10 personas -conformado por varios líderes de partidos, incluso algunos ilegalizados- para analizar con el Ejército el final del régimen de Mubarak y su salida del país.
Mohamed El Baradei, premio Nobel de la Paz y exjefe del Organismo Internacional de Energía Atómica, se ha erigido como el líder de la oposición y exige la salida inmediata de Mubarak del poder para "salvar a Egipto", según una entrevista con CNN. "Nuestro país se está desmoronando", aseguró. "Mubarak necesita irse hoy... para que se produzca una transición suave hacia un gobierno de unidad nacional, que fije todas las medidas para unas elecciones libres y justas", dijo ayer El Baradei. La oposición parece haber asumido el paper de liderazgo del exdiplomático e incluso los Hermanos Musulmanes le reconocieron sin tapujos ayer como su interlocutor con el Gobierno en la etapa de transición que consideran que se debe abrir a partir de ahora.
Sigue el caos
Ciudadanos armados de palos y cuchillos continuaban esta noche patrullando las calles del país para defender sus propiedades, sobre todo en las zonas de clase media y alta, siguiendo el llamamiento del propio Ministerio de Defensa.
Pese a los anuncios oficiales, la policía continuaba anoche ausente de la mayor parte de El Cairo, y el ejército solo protegía algunas zonas claves de la ciudad, informaba Al Yazira. La cadena asegura que el Ejército tiene órdenes de blindar las grandes atracciones turísticas del país, especialmente Charm el Cheij, a orillas del mar Rojo, mientras continúen los disturbios. En un contexto de desastre económico, Egipto intenta evitar que se hunda su principal fuente de ingresos.
La confraternización entre manifestantes y soldados, a bordo de tanques cada vez más numerosos en el centro de El Cairo, se mantuvo ayer, aunque fue posible percibir ciertos signos de impaciencia: la gente empezaba a estar harta de que su victoria en la calle no se reflejara en la caída del régimen, y los soldados empezaban a estar hartos de abrazos, besos y esperas. No se resquebrajaba en absoluto, en cualquier caso, la convicción popular de que el Ejército no dispararía contra la multitud.
"El general Annan [jefe del Estado Mayor] tiene que dar ya un puñetazo sobre la mesa y enviar a Mubarak a Tel Aviv", dijo Tarik, un electricista de 28 años que no se cansaba de exigir que el presidente abandone ya el país, reflejando una opinión absolutamente mayoritaria entre los egipcios.
A las cuatro de la tarde, los soldados en Tahrir y en otras zonas recordaron con altavoces que empezaba el toque de queda -a partir de hoy lo hará una hora antes- y que todo el mundo debía irse a casa. Lo hicieron de forma rutinaria y sin interés de imponer la orden: precisamente en ese momento la plaza se llenaba más que nunca, porque se avecinaba la multitudinaria oración del anochecer. Los soldados (y la mayoría de la gente) tampoco mostraron reacción cuando, poco después, Mohamed el Baradei, que se perfilaba como alternativa a Mubarak, apareció y lanzó una breve exhortación. Tras la oración y con la oscuridad sí empezó a vaciarse el epicentro revolucionario de Tahrir porque la gente quería volver a su casa y proteger sus bienes, aunque la policía volvió a las calles para impedir los saqueos.
Para comprender la prisa bastaba dar un paseo por Zamalek, un barrio céntrico y acomodado: numerosos comercios habían sido saqueados la noche anterior sin ningún tipo de discriminación (se habían llevado todas las flores de una floristería, por ejemplo), había un vigilante ante cada portal y solo algunas tiendas de alimentación y dos gasolineras permanecían abiertas. "Por la noche circulan bandas, tenemos silbatos y los vigilantes nos ayudamos unos a otros; yo tengo una porra, pero otros llevan armas de fuego", comentó uno de los vigilantes, un joven que se cubría la cabeza con un casco de motorista y prefirió no decir su nombre. Un ciudadano estadounidense residente en el barrio aseguró que algunos de los vigilantes eran policías contratados por los vecinos.
En barrios más pobres, como Shubra y Mataria, hubo también saqueos. Los vecinos acusaban a "grupos de policías con ropas civiles, empeñados en crear el caos". La falta de información oficial estimulaba la incertidumbre y el vendaval de rumores. Se sabía, por ejemplo, que en varias prisiones como la de Abu Zabal, de máxima seguridad, se habían registrado fugas masivas, pero se desconocía con exactitud cuántas y cómo se habían producido. En una de ellas, según testigos citados por la prensa local, un grupo de personas con un bulldozer había derribado un muro por el que salieron los reclusos. Egipto cerró ayer la frontera con Gaza para impedir que los presos palestinos huidos de Abu Zabal regresen a la Franja, informa Reuters.
Los tiroteos fueron abundantes la noche anterior, pero ayer empezaron a escucharse de día en barrios periféricos y en las cercanías del Ministerio del Interior; francotiradores de la policía abrían fuego cada vez que temían que la multitud fuera a asaltar el edificio. Por toda la ciudad se veían comisarías incendiadas.
La situación de inseguridad generalizada se agravaba por el riesgo de desabastecimiento. La Federación de Cámaras de Comercio rogó a los comerciantes de alimentación que abrieran durante al menos unas horas y no acapararan para forzar subidas de precios: "Consideren el interés de la nación en estos momentos cruciales", pidió a productores, distribuidores y vendedores.
EE UU: entre la transición y la evacuación
Soltando las últimas amarras con Hosni Mubarak, Estados Unidos pidió ayer el inicio en Egipto de "una transición pacífica y ordenada" hacia "una verdadera democracia". La era pos-Mubarak ha comenzado en Washington. Tanto si el presidente egipcio ha pasado ya a la historia mientras este periódico se imprime como si se aferra desesperadamente al poder, la Administración norteamericana ha comenzado a diseñar una nueva estrategia en Oriente Próximo.
La creciente tensión en el ambiente se ha traducido en el llamamiento de la Embajada de EE UU a sus ciudadanos para que abandonen el país, aunque asegura que la evacuación es voluntaria. "El Departamento de Estado está haciendo gestiones para proporcionar transporte a lugares seguros en Europa", según un comunicado. "Los vuelos a puntos de evacuación comenzarán a salir de Egipto el lunes 31 de enero". También Turquía ha enviado dos aviones de Turkish Airlines a Egipto para evacuar a sus ciudadanos, según la agencia Anatolian.
La secretaria de Estado, Hillary Clinton, insistió ayer en la necesidad de que se produzca una "transición calmada" hacia un diálogo nacional que culmine en una "democracia real "que dé "una oportunidad" al pueblo egipcio para expresar su voz. Washington sigue sin pronunciarse abiertamente contra Mubarak, un aliado importante en Oriente Próximo. La secretaria de Estado, en una entrevista, ha expresado su deseo de que Egipto tenga un plan bien pensado que culmine en un Gobierno de participación democrática".
Los turoperadores occidentales ya cancelaron sus viajes al país desde el inicio de las protestas. Ahora, las empresas extranjeras también han comenzado a evacuar a su personal. En el aeropuerto internacional de El Cairo se viven escenas de caos, ante la escasez de vuelos de salida del país.

ElBaradei: Mubarak tendría las horas contadas 

Domingo, 30 de Enero de 2011 12:49 inSurGente.org 
(VIDEO) LOS HERMANOS MUSULMANES SON LA PRINCIPAL FUERZA DE OPOSICIÓN: Apoyan la causa Palestina, se opusieron al colonialismo Británico y son temidos por occidente. Nacieron en 1928.
El líder opositor egipcio Mohamed ElBaradei se ha dirigido a los miles de manifestantes concentrados en la plaza Tahrir (Liberación) y ha proclamado que el cambio iniciado con la revuelta es ya "irreversible" y prometió que éste llegará "en los próximos días".
"Habéis recuperado vuestros derechos y lo que hemos comenzado es irreversible", ha afirmado ElBaradei, a lo que la multitud ha respondido con gritos de "Abajo Mubarak".
   "Tenemos una demanda fundamental: el fin del régimen y el comienzo de una nueva etapa, de un nuevo Egipto", prosiguió el ex director general de la Agencia Internacional para la Energía Atómica y premio Nobel de la paz en 2005. "Saludo con respeto al pueblo de Egipto. Os pido paciencia, el cambio llegará en los próximos días", dijo.
(VIDEO) EL CAIRO/MUBARAK SE AFERRA AL PODER Y NO PIENSA EN RENUNCIAR: 150 muertos y más de 4.000 heridos. La policia desapareció de las calles, hay caos, saqueos, muertes, manifestaciones, huelgas a las que hoy se plegan jueces y funcionarios públicos. Instituciones publicas, escuelas y universidades están cerradas, la Bolsa también. Hoy domingo es un dia laborable en Egipto.
CAOS, SAQUEOS Y MUERTE EN EGIPTO
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La sensación de inseguridad entre los habitantes de El Cairo crece a medida que avanzan las horas de hoy domingo, en la que se prevé la sexta jornada de protestas para reclamar la dimisión del presidente egipcioHosni Mubarak.
El mandatario no piensa en dimitir, pero en las calles la población ha transmitido su inseguridad tras los saqueos y pillajes que se han desarrollado durante la pasada noche.
Algunos ciudadanos acusan al propio régimen y a la policía de estar detrás de los pillajes y de los saqueos puesto que no se vé en las calles presencia de la policía que impida los saqueos, aunque sí se han incrementado los efectivos del Ejército y los tanques siguen parados y se colocan incluso para controlar el tráfico en un día laborable en la ciudad egipcia como hoy domingo.
Incluso en algunos tanques se pueden ver pintadas que rezan "No a Mubarak" y en las paredes de puentes y en muros de las calles de la capital egipcia.
También crece la sensación y las sospechas entre los manifestantes que la policía se organiza para cometer pequeños delitos y robos en tiendas y viviendas privadas puesto que desde el viernes no se ven grupos policiales en las calles, pero sí están organizados las personas que organizan los pillajes.
Cabe destacar que, aunque hoy es laborable, la mayoría de los seis millones de empleados públicos del país no han ido a trabajar para secundar las protestas y los jueces han anunciado que se sumarán a las manifestaciones que se prevén para este mediodía, sobre todo en la plaza Tahrir, tras el final de la oración.
Ahmad Salema, un joven de 33 años, explica que "vamos a ocupar y permanecer todo el día en la plaza Tahrir y los días que sean necesarios para que Hosni Mubarak abandone el poder y no nos vamos a ir".
En los alrededores de la plaza Tahrir se pueden ver pancartas de los manifestantes que rezan los siguientes mensajes: "Mubarak, fuera del país" y "Mubarak despierta hoy porque será tu último día". A la plaza se están dirigiendo miles de personas y hoy se espera que la cifra de maniestantes supere los 50.000 que se reunieron ayer sábado.
Otro dato que incrementa el poder sobre la población del régimen es que anoche la televisión pública egipcia difundía imágenes de los testimonios de los supuestos saqueadores detenidos y que confesaban sus actos delictivos públicamente, como si la televisión y el régimen los hubiera juzgado sin organizar un juicio justo y con garantías de defensa.
Patrullas vecinales
Ante la desaparición de la policía de las calles del país y el creciente clima de anarquía, los egipcios recurrieron anoche a patrullas vecinales para intentar frenar los saqueos y el pillaje. En muchos cruces se levantaron barricadas de seguridad, vigiladas por hombres jóvenes con palos y cuchillos que daban el alto a los intrusos y a los coches desconocidos. 
La inseguridad contribuye a que anoche remitieran las manifestaciones. A medianoche no quedaban más que unos cientos de personas en la céntrica plaza Tahir, epicentro de las protestas de El Cairo. Aun así, continuaron los incidentes. El Club Nacional de Prensa fue incendiado y se produjeron enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los manifestantes junto a la sede del Ministerio de Interior.
La guardia presidencial ha reforzado la seguridad en el Museo Egipcio, joya patrimonial del país, después de que el viernes y el sábado algunos ciudadanos entraran en el edificio y causaran algunos destrozos.
Críticas al Ejército
Hoy es día laborable, pero el Gobierno ha decretado el cierre de escuelas, universidades, instituciones públicas y la Bolsa. La mayoría de comercios están cerrados y el tráfico es fluido, más bien escaso, en una urbe acostumbrada a los atascos permanentes.
Se mantienen las patrullas vecinales en los cruces de la capital y el Ejército solo vigila las sedes de instituciones y algunos lugares estratégicos. Su pasividad ha empezado a despertar las críticas, al tiempo que crecen las voces que acusan a la policía de estar detrás de los saqueos y del pillaje. Es muy difícil probarlo, pero lo cierto es que la nueva situación solo beneficia al régimen. En las calles, la radio y la televisión, la gente ya ha empezado a decir que lo más importante ahora es recuperar la seguridad. 
150 muertos y más de 4.000 heridos
Los cinco días de protestas sociales en las calles de varias ciudades de Egipto reclamando el cese del presidente Hosni Mubarak han ocasionado ya alrededor de 150 muertos y más de 4.000 personas heridas tras los enfrentamientos, según distintas fuentes médicas y de agencias informativas como la televisión qatarí Al Yazira.
Un funcionario de la Embajada de Azerbaiyán en El Cairo murió por herida de bala durante los disturbios en la capital egipcia, informó hoy el Ministerio de Asuntos Exteriores azerbaiyano.
El fallecimiento del funcionario, identificado como Nidjat Godzháev, se produjo la víspera y sus restos serán repatriados en los próximo días dijo a Efe un portavoz de la Cancillería, informa EFE.
Godzháev, que se desempeñaba como contable en la legación diplomática, fue alcanzado por una bala perdida, agregó.
Hoy domingo se iniciará la sexta jornada de manifestaciones en las principales ciudades del país (El Cairo,Alejandría y Suez) para volver a reclamar el fin del mandato de Mubarak, aunque el presidente no piensa en dimitir, sino en todo lo contrario: ha aprobado un nuevo Gobierno con un nuevo vicepresidente y un nuevo primer ministro.
El nuevo Gobierno de Egipto será anunciado hoy
El nuevo Gobierno de Egipto del recién nombrado primer ministro Ahmed Shafiq será anunciado hoy, informaron a Efe fuentes del centro de prensa oficial egipcio, informa EFE.
Las fuentes no precisaron a qué hora se llevará a cabo el anuncio, ni dieron más detalles al respecto.
El anuncio del futuro Ejecutivo se espera después de que ayer, sábado, el presidente egipcio, Hosni Mubarak, de 82 años, nombrara a dos generales para ocupar la vicepresidencia de la República, vacante desde 1981, y la jefatura del Gobierno.
Omar Suleimán, jefe de los servicios de inteligencia, se hizo cargo de la vicepresidencia, y el también general Ahmed Shafiq recibió la orden de formar gobierno, tras la renuncia, a petición de Mubarak, del gabinete anterior presidido por el civil Ahmed Nazif.
Estos nombramientos no han satisfecho a los dirigentes de la oposición ni a los egipcios que desde el martes pasado piden cambios más profundos, pero la preocupación de las últimas horas se ha trasladado al orden público, ante las escenas de caos que se están viviendo en El Cairo y Alejandría, entre otros lugares.
Crece el número de militares en las calles antes de las protestas
La Policía ha dejado en manos del Ejército egipcio el control total de la seguridad del país ante las protestas, comenzando por el bloqueo del acceso a la plaza de la Liberación -centro de las manifestaciones en El Cairo- a la espera de nuevas manifestaciones contra el presidente Hosni Mubarak, que comenzarán presumiblemente dentro de tres horas, al término de las oraciones dominicales y los funerales por los fallecidos, informa Europa Press.
Los manifestantes han reaccionado airados contra la remodelación de gobierno iniciada ayer por Mubarak con los nombramientos del ex jefe de los servicios de Inteligencia, Omar Suleiman, como vicepresidente y del antiguo jefe del Estado Mayor de las Fuerzas aéreas, el mariscal Ahmed Shafiq, como primer ministro, al entender que Mubarak tiene intención de ignorar su principal demanda, esto es, abandonar el poder, con la designación de dos aliados cercanos bajo una falsa promesa de reforma.
Los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad derivados de las protestas han dejado hasta el momento más de 100 fallecidos, según las cifras que maneja Reuters a raíz de las informaciones de fuentes médicas, centros sanitarios y testigos presenciales.
Llamada de Barack Obama
El presidente Barack Obama, en este sentido, mantuvo una conversación conversación telefónica con el reyAbdulá de Arabia Saudí, un aliado cercano de Mubarak, a quien expresó su interés común a la hora de mantener la estabilidad en Egipto.
Posteriormente, Obama y su vicepresidente, Joe Biden, mantuvieron una reunión de 30 minutos con el asesor de seguridad de la Casa Blanca, Tom Donilon, para evaluar el transcurso de los acontecimientos. Uno de los últimos organismos internacionales en pronunciarse sobre las manifestaciones ha sido el Consejo de Cooperación del Golfo (GCC, por sus siglas en inglés).
El foro económico árabe ha expresado esta noche su deseo de que la situación en Egipto "sea restablecida pronto", en palabras de su secretario general, Abdulrahman al Attiyah, quien declaró que "la economía del GCC es sólida y no precupa, en este momento, una crisis regional" a consecuencia de la tensión en Egipto.
Miles de egipcios volverán a salir hoy a las calles en la sexta jornada de manifestaciones y todo depende de que el Ejército siga cumpliendo sus órdenes de no intervenir y no reprimir con disparos a los manifestantes para evitar elevar la cifra de muertos por encima del centenar.
Hosni Mubarak está jugando la carta de la no intervención con la esperanza de que las protestas sociales pierdan fuelle, pero por el momento la calle sigue pidiendo su dimisión para que pueda iniciarse un proceso de transición democrática.
Cuando comienza la sexta jornada consecutiva de protesta contra el Gobierno de Mubarak miles de manifestantes en El Cairo y Alejandría siguen desafiando el toque de queda que comenzó a las 16.00 (una hora menos en la España peninsular) de ayer sábado.
Cientos de ellos se encuentran pacíficamente reunidos en la céntrica plaza Tahrir en clara muestra de que no les basta el mensaje del viernes del presidente egipcio, Hosni Mubarak, anunciando la destitución del Gobierno pero su permanencia en el poder.
Las protestas masivas y las concentraciones en El Cairo y otras ciudades egipcias han dado paso a los saqueos y el vandalismo.
Al caer la noche, la población armada de palos y cuchillos se ha organizado para defender sus viviendas, sobre todo en las zonas de clase media y alta, después de que se desatara una ola de saqueos. En parte es consecuencia de la falta de policía. Los agentes han sido retirados de las calles, poniendo en su lugar al Ejército con sus tanques.
Una mujer herida grave por disparos 
Una mujer ha resultado gravemente herida hoy en una zona céntrica de esta capital por disparos hechos desde varios vehículos de la Seguridad Central, según pudo comprobar EFE.
El ataque se registró en los alrededores del palacio Abdin, utilizado esporádicamente por la Presidencia de la República. La mujer se estaba desangrando en la calle, pero no se ha podido confirmar si pereció por las heridas.
El tiroteo se produjo hacia las 8.15 hora local (6.15 GMT), quince minutos después de que se levantara el toque de queda que estuvo vigente desde las 16.00 hora local.
El grupo de vehículos de los que procedían los disparos lo formaban dos coches de la Seguridad Central, otro automóvil de color negro y dos coches más de las mismas fuerzas de seguridad, según comprobó un periodista de EFE.
Los vehículos pasaron por el lugar a gran velocidad, por lo que no se pudo comprobar si sus ocupantes estaban uniformados o iban con ropas de civil.
En ese sector de El Cairo, próximo a la sede del Ministerio del Interior, escenario ayer de un tiroteo en el que perecieron tres personas, los retenes instalados por el Ejército están comprobando la identidad de los transeúntes y deteniendo a cualquier policía con el que se topan.
La situación en algunos lugares de esta capital es muy tensa, especialmente en las zonas donde no están presentes las tropas del Ejército que están desplegadas por El Cairo.
Los civiles que están participando en las labores para mantener la seguridad tampoco pueden hacer mucho contra hombres armados que escapan al control de las autoridades.
Un importante centro comercial en la periferia sur de El Cairo, donde hay un hipermercado de la cadena Carrefour, fue saqueado anoche, y los ladrones se llevaron "hasta los equipos de aire acondicionado", según dijo a Efe una testigo.
Hoy domingo, sexta jornada de protestas
La capital egipcia comienza a recuperar su ritmo esta mañana al concluir el toque de queda, vigente hasta las 8.00 hora local (6.00 GMT), aunque se ve mucho menos tráfico que en una jornada normal, a pesar de ser día laborable.
Al igual que todo el día de ayer, la policía egipcia está ausente de las calles, y los puntos estratégicos de El Cairo siguen custodiados por el Ejército, que también desplegó unidades por distintos barrios de esta capital.
Durante la noche, la vigilancia quedó a cargo de patrullas civiles armadas con palos y barras metálicas, cumpliendo un llamamiento del Ejército para que los civiles participen para evitar acciones de pillaje.
Poco después de que terminara el toque de queda, estos piquetes civiles han comenzado a retirarse y se han levantado las barreras instaladas en muchas calles de esta capital para vigilar los accesos.
El metro de El Cairo funciona sin interrupciones, pero el transporte público es mínimo.
La situación es especialmente preocupante en la ciudad de Suez, en la entrada sur del canal del mismo nombre, porque, según la cadena de televisión Al Yazira, el Ejército no esta participando allí en labores de vigilancia.
El Gran Cairo, Alejandría y Suez son las tres ciudades en las que rige el toque de queda desde el viernes pasado, cuando se intensificaron las protestas contra el régimen de Hosni Mubarak que estallaron el martes pasado.
Para hoy se esperan nuevos pasos en el plano político, ya que está pendiente la formación de un nuevo gobierno, después de que Mubarak nombrara al general Ahmed Shafiq como nuevo primer ministro, en reemplazo del civil Ahmed Nazif.
Además de Shafiq, Mubarak designó al también general Omar Suleimán como vicepresidente de la República, un puesto que estaba vacante desde que Mubarak llegó al poder, en 1981, tras el asesinato del presidente Anuar el Sadat.
Grupos de la oposición y los manifestantes de las calles han rechazado que estos nombramientos sea la solución que se está esperando, y siguen presionando para que Mubarak deje el poder. 
Cerrada la bolsa egipcia para evitar la pérdida de millones 
El Gobierno egipcio ha decidido detener el comercio en la Bolsa de Valores durante la jornada del domingo para evitar la pérdida de miles de millones de euros a causa de la situación de inestabilidad política y económica que vive el país a causa de las protestas ciudadanas de los últimos días, informa Europa Press.
Asimismo, se ha decidido interrumpir el trabajo de los bancos para evitar el saqueo de los mismos debido a la falta de fuerzas del orden provocada por el vacío de seguridad. Esta decisión ha sido tomada después de que analistas y operadores hayan pedido a la Bolsa de Valores egipcia que ponga fin a sus actividades hasta que haya una situación más clara, en medio de una ola sin precedentes de las protestas resultaron en graves pérdidas para el mercado de valores la semana pasada.
En las jornadas del viernes y el sábado se han registrado unas pérdidas cercanas a los 9.000 millones de euros. El principal índice bursátil cayó el jueves un 10,5 por ciento para cerrar la jornada con 5.646 puntos, su segunda mayor caída de la historia después del descenso del 7 de octubre de 2008, cuando se hundió un 16,5 por ciento.
"Estamos en circunstancias excepcionales que no difieren de los acontecimientos del World Trade Center el 11 de septiembre de 2001, cuando el mercado de valores de Estados Unidos dejó de funcionar durante semanas", ha indicado el director general de Gestión de Carteras egipcias en el Extranjero, Eissa Fathi, según ha informado el canal de televisión emiratí Al Arabiya.
Fathi ha pedido una suspensión de la cotización hasta la formación de un nuevo Gobierno y el nombramiento del ministro competente en materia de inversiones.
El Gobierno dimitió este sábado tras la petición de Hosni Mubarak, que ha nombrado al mariscal del aire (equivalente a general) Ahmad Shafiq nuevo primer ministro de Egipto, por lo que será el encargado de formar el nuevo Gobierno del país.
Fathi ha propuesto asimismo la creación de un fondo soberano con capacidad para hacer frente a las ventas al azar y ser capaz de lograr un equilibrio en las mismas, sobre todo porque los resultados financieros de las sociedades cotizadas son muy buenos. 
Actualizado ( Domingo, 30 de Enero de 2011 21:36 )

Rebelión juvenil árabe a través de las redes sociales

Domingo, 30 de Enero de 2011 14:40 inSurGente.org 
LOS PARTIDOS ESTÁN DEBILITADOS:  De Egipto a Jordania, pasando por Yemen, la Revolución de los jazmines comenzó a alcanzar regímenes árabes que están en el poder desde hace décadas gracias al yugo del miedo. Los conductores son jóvenes autoconvocados a través de twitter o facebook, sms, etc...

Luego de Túnez, “el asunto ya no es cuál será el siguiente, sino cuál (régimen) se salvará”, afirma Amr Hamzaui, director de investigaciones de la fundación Carnegie en Oriente, para quien las manifestaciones podrían alcanzar la mayoría de los países árabes, excepto las monarquías petroleras del Golfo.

La revuelta de Túnez, llamada también la Revolución de los Jazmines (el jazmín es una flor blanca emblemática en Túnez y simboliza la tolerancia), provocó la huida del presidente durante 23 años, Zine al-Abidine Ben Ali, a Arabia Saudita el 14 de enero tras un mes de manifestaciones.

“Lo que se produjo en Túnez rompió la costumbre del miedo y mostró que era posible tumbar un régimen y que no era tan difícil como se imaginaba”, manifiesta Bourhan Ghalioun, director del Centro de Estudios sobre el Oriente Contemporáneo en París.

Se trata de un inmenso territorio conectado por vínculos históricos, religiosos y culturales que está siendo sacudido por una mezcla de malestar social, tensión internacional e inestabilidad política que puede resultar explosiva.

Los sucesos de Túnez inspiran a otros pueblos de la región, porque se sienten agobiados por los mismos problemas que afectan a los tunecinos: pobreza creciente, juventud frustrada, limitadas libertades civiles y mandatarios que llevan largo tiempo en el poder en medio de la corrupción y el nepotismo.

La fiebre también llegó a Egipto, donde los disturbios no tienen precedente durante el mandato de Hosni Mubarak, de 82 años, quien se encuentra en el poder desde 1981 sí como a Yemen, donde decenas de miles de personas se manifestaron desde el jueves para reclamar la salida del presidente Alí Abdalá Saleh, en el poder hace 32 años y también sumido en la pobreza y corrupción.

Antes fue Argelia donde decenas de manifestantes resultaron heridos cuando la policía impidió por la fuerza una marcha de la oposición para exigir el levantamiento del estado de emergencia, vigente en el país desde hace 19 años.

En Jordania no han ocurrido escenas como las de Túnez, Egipto o Yemen, pero el temor de revueltas similares motivó a ex militares y al rey Abdalá II a exhortar al Gobierno y al Parlamento a formular reformas políticas, económicas y sociales, antes de que sea tarde.

“Es una dinámica que se desencadenó en el mundo árabe”, dice Ghalioun, autor en 1977 de un Manifiesto para la democracia en el mundo árabe. Ghalioun descarta, sin embargo, un “contagio mécánico” por las especificidades de cada país, y subraya “que ningún proceso de cambio se parecerá a otros”.

Pero los movimientos de protesta que comienzan a alcanzar los regímenes árabes tienen un punto en común: son conducidos en especial por jóvenes y las clases medias, a través de internet y las redes sociales.

“Es el resultado de lo que los regímenes autocráticos hicieron a la política en el mundo árabe: los partidos de oposición fueron debilitados o sistemáticamente aislados, y ahora son los ciudadanos quienes se movilizan”, añade Hamzaui.

Los movimientos de protesta revelan, sobre todo, hasta qué punto muchos regímenes, cuyos dirigentes establecen récords de longevidad en el poder, carecen de legitimidad popular. “La legitimidad no puede ser construida con represión ni con negación de los derechos políticos y sociales”, asegura.

Tal es la gravedad de la situación que el secretario de la Liga Árabe, el egipcio Amr Musa, ha dicho que “los ciudadanos árabes están en un estado de cólera y frustración sin precedentes”.
Para Ghassan Charbel, redactor en jefe del influyente diario panárabe al Hayat, o “los regímenes árabes escuchan las reivindicaciones populares y deciden comprometerse con verdaderas reformas, o continúan apoyándose en los aparatos de seguridad, y en esos casos los regímenes podrían derrumbarse” uno tras otro.

Lo peligroso, según analistas, es que al caer estos gobiernos, como en Túnez, se crea un vacío político que podría ser aprovechado por grupos islámicos radicales en auge.

No por nada, el movimiento islámico ha sido acusado por el gobierno egipcio de estar detrás de las movilizaciones, una acusación que parece estar más dirigida a alentar fantasmas externos que a apaciguar los internos.
Actualizado ( Domingo, 30 de Enero de 2011 15:09 )

Caos, saqueos y muerte en Egipto (+ Fotos)

30 Enero 2011 Haga un comentario
Fotos: Getty Images
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La sensación de inseguridad entre los habitantes de El Cairo crece a medida que avanzan las horas de hoy domingo, en la que se prevé la sexta jornada de protestas para reclamar la dimisión del presidente egipcio Hosni Mubarak.
El mandatario no piensa en dimitir, pero en las calles la población ha transmitido su inseguridad tras los saqueos y pillajes que se han desarrollado durante la pasada noche.
Algunos ciudadanos acusan al propio régimen y a la policía de estar detrás de los pillajes y de los saqueos puesto que no se vé en las calles presencia de la policía que impida los saqueos, aunque sí se han incrementado los efectivos del Ejército y los tanques siguen parados y se colocan incluso para controlar el tráfico en un día laborable en la ciudad egipcia como hoy domingo.
Incluso en algunos tanques se pueden ver pintadas que rezan “No a Mubarak” y en las paredes de puentes y en muros de las calles de la capital egipcia.
También crece la sensación y las sospechas entre los manifestantes que la policía se organiza para cometer pequeños delitos y robos en tiendas y viviendas privadas puesto que desde el viernes no se ven grupos policiales en las calles, pero sí están organizados las personas que organizan los pillajes.
Cabe destacar que, aunque hoy es laborable, la mayoría de los seis millones de empleados públicos del país no han ido a trabajar para secundar las protestas y los jueces han anunciado que se sumarán a las manifestaciones que se prevén para este mediodía, sobre todo en la plaza Tahrir, tras el final de la oración.
Ahmad Salema, un joven de 33 años, explica que “vamos a ocupar y permanecer todo el día en la plaza Tahrir y los días que sean necesarios para que Hosni Mubarak abandone el poder y no nos vamos a ir”.
En los alrededores de la plaza Tahrir se pueden ver pancartas de los manifestantes que rezan los siguientes mensajes: “Mubarak, fuera del país” y “Mubarak despierta hoy porque será tu último día”. A la plaza se están dirigiendo miles de personas y hoy se espera que la cifra de maniestantes supere los 50.000 que se reunieron ayer sábado.
Otro dato que incrementa el poder sobre la población del régimen es que anoche la televisión pública egipcia difundía imágenes de los testimonios de los supuestos saqueadores detenidos y que confesaban sus actos delictivos públicamente, como si la televisión y el régimen los hubiera juzgado sin organizar un juicio justo y con garantías de defensa.

Patrullas vecinales

Ante la desaparición de la policía de las calles del país y el creciente clima de anarquía, los egipcios recurrieron anoche a patrullas vecinales para intentar frenar los saqueos y el pillaje. En muchos cruces se levantaron barricadas de seguridad, vigiladas por hombres jóvenes con palos y cuchillos que daban el alto a los intrusos y a los coches desconocidos.
La inseguridad contribuye a que anoche remitieran las manifestaciones. A medianoche no quedaban más que unos cientos de personas en la céntrica plaza Tahir, epicentro de las protestas de El Cairo. Aun así, continuaron los incidentes. El Club Nacional de Prensa fue incendiado y se produjeron enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los manifestantes junto a la sede del Ministerio de Interior.
La guardia presidencial ha reforzado la seguridad en el Museo Egipcio, joya patrimonial del país, después de que el viernes y el sábado algunos ciudadanos entraran en el edificio y causaran algunos destrozos.

Críticas al Ejército

Hoy es día laborable, pero el Gobierno ha decretado el cierre de escuelas, universidades, instituciones públicas y la Bolsa. La mayoría de comercios están cerrados y el tráfico es fluido, más bien escaso, en una urbe acostumbrada a los atascos permanentes.
Se mantienen las patrullas vecinales en los cruces de la capital y el Ejército solo vigila las sedes de instituciones y algunos lugares estratégicos. Su pasividad ha empezado a despertar las críticas, al tiempo que crecen las voces que acusan a la policía de estar detrás de los saqueos y del pillaje. Es muy difícil probarlo, pero lo cierto es que la nueva situación solo beneficia al régimen. En las calles, la radio y la televisión, la gente ya ha empezado a decir que lo más importante ahora es recuperar la seguridad.

150 muertos y más de 4.000 heridos

Los cinco días de protestas sociales en las calles de varias ciudades de Egipto reclamando el cese del presidente Hosni Mubarak han ocasionado ya alrededor de 150 muertos y más de 4.000 personas heridas tras los enfrentamientos, según distintas fuentes médicas y de agencias informativas como la televisión qatarí Al Yazira.
Un funcionario de la Embajada de Azerbaiyán en El Cairo murió por herida de bala durante los disturbios en la capital egipcia, informó hoy el Ministerio de Asuntos Exteriores azerbaiyano.
El fallecimiento del funcionario, identificado como Nidjat Godzháev, se produjo la víspera y sus restos serán repatriados en los próximo días dijo a Efe un portavoz de la Cancillería, informa EFE.
Godzháev, que se desempeñaba como contable en la legación diplomática, fue alcanzado por una bala perdida, agregó.
Hoy domingo se iniciará la sexta jornada de manifestaciones en las principales ciudades del país (El Cairo, Alejandría y Suez) para volver a reclamar el fin del mandato de Mubarak, aunque el presidente no piensa en dimitir, sino en todo lo contrario: ha aprobado un nuevo Gobierno con un nuevo vicepresidente y un nuevo primer ministro.

El nuevo Gobierno de Egipto será anunciado hoy

El nuevo Gobierno de Egipto del recién nombrado primer ministro Ahmed Shafiq será anunciado hoy, informaron a Efe fuentes del centro de prensa oficial egipcio, informa EFE.
Las fuentes no precisaron a qué hora se llevará a cabo el anuncio, ni dieron más detalles al respecto.
El anuncio del futuro Ejecutivo se espera después de que ayer, sábado, el presidente egipcio, Hosni Mubarak, de 82 años, nombrara a dos generales para ocupar la vicepresidencia de la República, vacante desde 1981, y la jefatura del Gobierno.
Omar Suleimán, jefe de los servicios de inteligencia, se hizo cargo de la vicepresidencia, y el también general Ahmed Shafiq recibió la orden de formar gobierno, tras la renuncia, a petición de Mubarak, del gabinete anterior presidido por el civil Ahmed Nazif.
Estos nombramientos no han satisfecho a los dirigentes de la oposición ni a los egipcios que desde el martes pasado piden cambios más profundos, pero la preocupación de las últimas horas se ha trasladado al orden público, ante las escenas de caos que se están viviendo en El Cairo y Alejandría, entre otros lugares.

EEUU planea evacuar miles de norteamericanos de Egipto

Estados Unidos planea comenzar a evacuar el lunes de Egipto a miles de sus ciudadanos en aviones contratados por el gobierno hacia lugares seguros en Europa y recomendó a sus ciudadanos evitar los viajes a ese país, tras una rebelión popular que dejó al menos 125 muertos.
La secretaria de Estado adjunta Janice Jacobs dijo que se necesitan varios vuelos y días para trasladar a los ciudadanos estadounidenses que quieran irse de Egipto y agregó que no se ha determinado aún cuántos norteamericanos querrán dejar ese país y cuántos vuelos serán necesarios para ello.
Estados Unidos identificó hasta el momento a Atenas, Estambul y Nicosia como posibles “refugios seguros” para los destinos de los vuelos, dijo Jacobs y agregó que el gobierno proveerá los vuelos necesarios para los estadounidenses y sus subordinados que quieran dejar Egipto.
Asimismo, el gobierno recomendó este domingo a sus ciudadanos evitar los viajes a Egipto y autorizó la partida de ese país de las familias y personal no esencial de su embajada, informó el Departamento de Estado.
“El Departamento de Estado norteamericano recomienda que los ciudadanos estadounidenses eviten viajar a Egipto debido a la actual conflictividad política y social”, señaló una advertencia emitida por el departamento.
El anuncio se produce al cumplirse este domingo el sexto día consecutivo de una rebelión popular, que ya dejó más de 150 muertos, en demanda de la renuncia del presidente Hosni Mubarack.

Libia también crea puente para la evacuación de sus ciudadanos

El gobierno de Libia desplegó hoy un puente aéreo para la evacuación de los ciudadanos de ese país que permanecen en Egipto, donde la represión contra las protestas provocó la muerte de más de cien personas.
La información fue reportada por fuentes del aeropuerto de Trípoli, quienes dijeron que cuatro aviones partieron hoy hacia Egipto.
Las mismas fuentes aseguraron que desconocen la cantidad de personas que serán repatriadas en los aviones enviados por Trípoli.
(Con información de Insurgentes.org y agencias)
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La revuelta árabe
De Túnez a Egipto, un viento de libertad

Le Monde diplomatique

Traducido para Rebelión por Caty R.

La tensión está a tope en Egipto, donde el presidente Hosni Mubarak decretó el toque de queda el viernes por la noche. El presidente de la Comisión de Asuntos Extranjeros de la Asamblea, miembro del Partido Nacional Demócrata (PND) en el poder, ha hecho un llamamiento al presidente a «reformas sin precedentes» para evitar «una revolución». Mustafá Al-Fekki, en sus declaraciones en Al-Yazira el 28 de enero, añadió: «La opción de la seguridad sola no es suficiente y el presidente es el único que puede hacer que paren los sucesos». Las informaciones dan cuenta de la confraternización entre policías y manifestantes. ¿Estas primeras fisuras anuncian fracturas más importantes? ¿Qué hará el ejército, el pilar del poder?
Es imposible responder mientras este 28 de enero, por cuarto día consecutivo, decenas de miles de egipcios se manifiestan en El Cairo, Alejandría, Suez y en las grandes ciudades del país. Por todas partes se enfrentan a la policía y el poder ha tomado medidas excepcionales para aislar a este país de 80 millones de habitantes del resto del mundo –el corte de Internet es una «primicia mundial», titulaba un despacho de la agencia France Presse (AF)-. Sin embargo las imágenes, transmitidas por teléfono móvil o por las cadenas vía satélite, impiden la cuarentena del país.
Al mismo tiempo en Jordania y Yemen miles de personas salen a la calle y llaman a seguir el ejemplo de Túnez. En cada caso, el contexto es particular: tensiones entre el norte y el sur en Yemen; fricciones entre Jordanos «de pura cepa» y palestinos; la cuestión de los coptos en Egipto, etcétera. Pero, al mismo tiempo, la explosión nace de la misma acumulación de problemas, de frustraciones, de aspiraciones comunes al conjunto de la región.
En primer lugar la permanencia de regímenes autoritarios que nunca rinden cuentas a sus ciudadanos. Si existe (o más bien existía) una «excepcionalidad árabe», obviamente es ésta: esos regímenes han vivido una longevidad sin precedentes, y hasta la gran oleada de democratización que arrastró a Europa del Este, África o América Latina se ha estrellado en el muro de las dictaduras de Oriente Próximo y el Magreb: Mubarak es presidente desde 1982, M. Alí Abdalá Saleh dirige Yemen desde 1978 y, en Amán, Abdalá II sucedió en 1999 a su padre, que a su vez accedió al poder en 1952. Por no hablar de Siria, donde Bachar Al-Assad sustituyó a su padre, que había tomado el poder en 1970; de Marruecos donde el rey Mohamed VI sucedió en 1999 a su padre, quien había reinado desde 1961; de Libia, donde Gadafi castiga desde 1969 y prepara a su hijo para que le suceda. En cuanto a Ben Alí, presidía Túnez a su antojo desde 1989.
En cualquier caso, sean cuales sean las condiciones de cada país, en todos se violan los derechos individuales, políticos y de expresión. Los moukhabarat, la policía secreta egipcia, reafirman su omnipotencia y no es nada raro en Egipto, y en otros lugares, que se maltrate, torture y asesine a las personas detenidas. La publicación por parte de WikiLeaks de los telegramas enviados desde la embajada de Estados Unidos en El Cairo confirman lo que todo el mundo sabía (incluido Nicolas Sarkozy), pero que no impedía a unos y otros agasajar a ese fiel aliado de Occidente denunciando al mismo tiempo los mismos comportamientos en Irán («Egypte-Iran deux poids, deux mesures», Nouvelles d’Orient, 27 de noviembre de 2010). Esta arbitrariedad absoluta, que también se manifiesta en la vida diaria y pone a los ciudadanos a merced de las fuerzas del orden, alimenta una revolución que expresa por todas partes las ansias de dignidad.
Todos esos regímenes no sólo han acaparado el poder político, sino que además se han impuesto en el ámbito económico actuando a menudo como auténticos depredadores de las riquezas nacionales, como en el caso de Túnez. Los Estados que nacieron de las independencias, que en general garantizaban a sus ciudadanos una protección mínima, cierta cobertura social o acceso a la enseñanza, se han desintegrado frente a las embestidas de la corrupción y la globalización. Incluso el acceso a la universidad que antaño, en Egipto, abría la puerta para acceder a la función pública, ya no ofrece posibilidades a una juventud cada vez más frustrada que tiene que ver cómo se pavonean «los nuevos ricos».
En los años 70, el boom del petróleo ofrecía una salida a muchos, que emigraron al Golfo, pero esta región ya no es capaz de absorber los flujos crecientes de parados. Las cifras de crecimiento fijadas por los campeones del liberalismo económico, Egipto, Túnez o Jordania, a menudo son objetos de informes elogiosos de las organizaciones financieras internacionales –que no consiguen enmascarar la creciente pobreza-. Desde hace varios años los movimientos sociales se han afianzado en Egipto -grèves ouvrièresluttes paysannes, manifestaciones en los barrios periféricos de las grandes ciudades, etc.– así como en Túnez (Gafsa), Jordania o Yemen. Pero hasta ahora nunca se había expresado abierta y masivamente la voluntad de cambios políticos. El ejemplo tunecino ha reventado los cerrojos.
También se puede señalar que la lucha contra Israel, que ofrecía a menudo a los regímenes de Oriente Próximo un argumento para mantener su control –en nombre de la unidad contra el enemigo sionista-, ya no parece suficiente. Egipto y Jordania firmaron acuerdos de paz con Israel, y el conjunto del mundo árabe parece totalmente incapaz de reaccionar a la aniquilación sistemática de los palestinos. Que nadie se llame a engaño: un editorialista estadounidense, Robert Kaplan, remarcó en The New York Times (24 de enero) que «no son los demócratas, sino los autócratas como Sadat o el rey Hussein quienes firmaron la paz con Israel. Un autócrata sólidamente instalado puede hacer concesiones más fácilmente que un dirigente débil salido de las urnas (…)». Y en un llamamiento a los dirigentes estadounidenses a apoyar a los «autócratas» árabes se preguntaba «¿Realmente queremos que las grandes manifestaciones callejeras minen el poder de los dirigentes ilustrados como el rey Abdalá de Jordania?».
¿Y ahora? Cualquier pronóstico sobre Egipto es aventurado y nadie puede prever cómo seguirán los acontecimientos. ¿Qué harán los Hermanos Musulmanes, muy reticentes a entrar en un enfrentamiento con el poder y que finalmente han decidido unirse al movimiento? Mohammed El Baradei, el ex secretario general de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), ¿será capaz de federar a las diversas oposiciones? En cualquier caso la revolución tunecina ha abierto una puerta y ha enviado, como cantaba Jean Ferrat, «un viento de libertad más allá de las fronteras, a los pueblos extranjeros, que da vértigo…»
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El régimen de Mubarak y las revueltas de enero

Las primeras preguntas acerca de la situación en Egipto, surgen inevitables: ¿se ha contagiado Egipto de Túnez? ¿Llegará Egipto a una situación similar a la que vive Túnez hoy? Pocas horas antes de que este viernes 28 de enero comience a permitirnos dar una respuesta a la segunda pregunta, tras el fin de la oración principal de la semana y el comienzo de la nueva jornada de movilizaciones, conviene concentrarse en la primera pregunta.
Mientras que en Túnez nadie esperaba que se produjera esta intifada que tal vez acabe en revolución muchos, dentro y fuera de Egipto, nos sorprendimos durante décadas de que no llegara en el mayor país de Oriente Medio, ahora tan próximo. Una docena de años bastaron para que se confirmara que Hosni Mubarak, en el poder desde 1981, había accedido a él para instaurar su propio régimen, en continuidad con el de Sadat (1970-1981). Un sistema pluripartidista controlado, diseñado para cooptar a las élites políticas desafectas al régimen de Sadat mediante la atribución de algunos escaños en el Parlamento y el consentimiento de una libertad de expresión aislada de la mayoría de la sociedad había conseguido previamente instilar la idea de que podría producirse una “apertura democrática”. En 1993, sin embargo, Hosni Mubarak se hacía elegir presidente por tercera vez, y se había quedado ya, por primera vez (1990), sin su oposición de decorado en el Parlamento, ante la constatación por parte de aquella de que sería el régimen, y no las urnas, quien repartiría el pastel electoral.
A principios de los años 90, no obstante, se había consolidado ya otra intifada, la armada del islamismo que no compartía la vía pacífica y burguesa de los Hermanos Musulmanes, y de quienes por ello habían sufrido las prisiones y las torturas del régimen aperturista. Durante algo más de media década, la virulencia y radicalidad de esa intifada, que acorralada por el aparato represivo del régimen y por sabe Dios qué cálculos e influencias, acabó orientándose hacia los turistas y a personalidades civiles muy comprensivas con el régimen (Farag Fuda, Naguib Mahfuz), tuvo el efecto de mantener en la parálisis a los sectores de auténtica oposición de izquierdas y liberales, e incluso a los Hermanos Musulmanes.
Sofocada la revuelta, y unas cuantas elecciones legislativas y presidenciales de por medio, a los sectores de oposición les llevó 7 u 8 años en torno al eje del cambio de siglo levantar la cabeza para ver el bosque y organizarse un poco. Entretanto el gobierno, por fin, había dado un buen empujón al proceso de liberalización económica tantas veces negociado con las instituciones financieras internacionales.
La situación se hizo propicia para iniciar una nueva etapa y formas de oposición cuando el proceso de liberalización económica comenzó a hacer aflorar disensiones en el régimen de Mubarak, y cuando dicho proceso y el signo de los tiempos comenzaron a facilitar el flujo de información y comunicación a través de los canales de televisión por satélite, la aparición de prensa no oficialista (ni del Estado ni de los partidos permitidos), y finalmente de la extensión de Internet y de otros medios de comunicación digitales.
La oposición en Egipto en los años 80 y 90 había procedido casi siempre de las clases medias depauperadas. Únicamente a mediados de los 80 se habían producido importantes pero muy escasas protestas laborales en los grandes conglomerados industriales del Estado. Sólo un pequeño sector de las clases populares, tanto rurales como urbanas, se habían involucrado en la confrontación con el poder atraídas por los mensajes islamistas, tanto de los Hermanos Musulmanes como de imanes y proselitistas radicales. Las clases medias activas políticamente se encontraron, sin embargo, encerradas en diversos compartimentos en los que se les dejaba cierta libertad: los unos en el reducido sistema político diseñado por el régimen y en sus medios de comunicación, los otros en los colegios profesionales sometidos a permanente vigilancia, los terceros en la semiclandestinidad de los Hermanos Musulmanes pendularmente reprimida y tolerada por el régimen. El objetivo de éste era que esos compartimentos funcionaran como válvula de seguridad convenientemente aislada del grueso de la sociedad y que los diversos sectores de la oposición continuaran viéndose separados por la disyuntiva islamismo-laicismo más que por la divisón entre conservadores y progresistas. Únicamente las organizaciones de derechos humanos que proliferaron desde la segunda mitad de los 90 trascencían estas divisones.
Dentro de las clases medias, un factor de contención muy importante era la dependencia económica de gran parte de éstas con respecto al Estado. Esto era así, de forma particular, en el sector de la producción cultural e intelectual: la mayoría de los periodistas e intelectuales trabajaban para el gran aparato de edición, comunicación y educación estatales creado por el naserismo, y sus posiciones se veían muy condicionadas por esta situación. Por un lado dependían económicamente del Estado, que no dudaría en utilizar los mecanismos de retribución y castigo que se pueden imaginar. Al igual que sucedía con todos los empleados estatales -incluidos los obreros industriales-, si dentro del aparato del Estado la situación económica era mala y en permanente deterioro, fuera de él era bastante peor. Por otro lado, el régimen aparentaba escuchar a los politizados, aunque la ecuación, como decía el intelectual de izquierdas Mahmud Amin al-Alam en 1993, fuera la de un “liberalismo Hyde Park”: “nosotros podemos decir lo que queramos y el gobierno puede hacer lo que le dé la gana”.
En este marco, y en el de la economía rentista de Egipto (Canal de Suez, recursos petrolíferos, turismo, remesas de los trabajadores extranjeros), los conflictos, sobre todos los económicos, se gestionaban con una relativa mano izquierda: el régimen distribuía poco bastante igualitariamente, y dejando a los muy pobres (entre un 10 y un 20% de la población) y a los ricos aparte, el grueso de la población se movía entre un cierto acomodo y la pobreza tras medio siglo trufado de golpes de Estado (1952), guerras (1956, 1967, 1973), magnicidios (Sadat, 1981), terrorismo (años 80 y 90), y siempre represión, más o menos activa o difusa.
En el año 2003 se introdujo en la escena política egipcia un hecho cualitativamente significativo a pesar de la limitada dimensión cuantitativa que alcanzaría. Comenzaron a producirse manifestaciones callejeras, al grito de¡Basta! (Kifaya), que se orientarían por primera vez a cuestionar radicalmente el régimen político y a quien lo dirigía, Hosni Mubarak y ya, también, a su hijo Gamal. Lo más sorprendente, y digno de análisis, es que el régimen egipcio permitiera estas manifestaciones. Sin cuestionar la sinceridad de quienes promovieron esas manifestaciones, en mi opinión su tolerancia se inscribía en el marco de la búsqueda de un nuevo decorado para un cambio de régimen en douceur. La que se revelaría, pese a todos los desementidos, como voluntad incuestionable de situar a Gamal Mubarak como candidato a la sucesión respondía no sólo al celo de un viejo padre que se ocupa del futuro de sus retoño, sino también a la necesidad de encontrar un recambio que satisfaciera a las nuevas élites socioeconómicas del régimen. Este es el hecho que persistentemente se ignora en los medios de comunicación occidentales: Gamal Mubarak es el candidato de los grandes empresarios y hombres de negocios del sector privado, que hasta entonces se habían beneficiado del régimen y colaborado con él en una posición de inferioridad con respecto a las élites burocráticas y del ejército que habían dirigido los regímenes de Nasser, Sadat y Mubarak hasta entonces. Los potentados relativamente jóvenes del sector privado beneficiado de una liberalización cleptocrática querían consolidar su imposición a la "vieja guardia" y dar una imagen más "moderna" y renovada a su hegemonía en el gobierno del país. Pero todo ello sin correr riesgos, amparándose en el poder presidencial y en la búsqueda de un apoyo popular que oponer al aparato burocrático.
La lucha interna en el régimen, junto con la ambigüedad de los Estados Unidos y la Unión Europea, que buscaban posicionarse ante la sucesión distribuyendo juego entre el candidato liberal alternativo, Ayman Nur, los Hermanos Musulmanes y el nuevo régimen que surgía en torno a Gamal Mubarak, llevaron a las sorprendentes elecciones legislativas de 2005. Ya en el año 2000 las elecciones, condicionadas por la relativa sujección a unas normas de juego exigidas por el Tribunal Constitucional, habían retrasado el acceso de los hombres de Gamal al poder, derrotados muchos de ellos como candidatos oficiales del Partido Nacional Democrático por los disidentes de éste, marginados y apartados de las listas. En 2005, el respeto aún más acentuado a esas normas del juego electoral, y sin duda un pacto alcanzado con los Hermanos Musulmanes para permitirles presentarse a un 25% de los escaños, dieron pie a una situación singular: las elecciones fueron muy limpias en su primera fase (un tercio del país), comenzaron a ser "controladas" en la segunda, y acabaron ferreamente maniatadas en la tercera. El resultado: casi un 25% de los escaños para la oposición, el grueso para los Hermanos Musulmanes y poco más de un tercio para los candidatos oficiales del partido en el gobierno. El resto fueron para los "disidentes electorales" de aquél, reintegrados luego a la disciplina del partido, retrasando una vez más la imposición de Gamal Mubarak y su nueva guardia.
La interpretación más frecuente del resultado de los comicios de 2005 es que el régimen de Mubarak en su conjunto quiso mostrar a todos, dentro y fuera del país, que la única alternativa al poder constituido era la de los Hermanos Musulmanes. Yo añadiría que no se contó con que la división dentro del régimen, que llegó a facilitar mediante alianzas la consecución de escaños por los "Hermanos", reforzaría hasta tal punto los previsibles buenos resultados de aquéllos. Fuera esto lo que fuera, lo cierto es que tras 2005 el régimen egipcio volvió a imponer un grueso candado a las posibilidades de alternancia (cambios en la constitución, alejamiento de los jueces del control de las elecciones), dando la última vuelta a la llave en las legislativas de noviembre-diciembre de 2010, en las que se ha excluido casi totalmente a la oposición del Parlamento y Gamal Mubarak y su nueva guardia han impuesto, por fin a sus parlamentarios. Sin embargo han sucedido muchas otras cosas en estos últimos 7 u 8 años.
Dos elementos fundamentales en la nueva ecuación política en Egipto que han llevado a la situación actual son las protestas laborales y la irrupción de los jóvenes de las clases medias en la política a traves de nuevas formas de organización vehiculadas por las llamadas "nuevas redes sociales" y las "nuevas tecnologías". Desde poco después del cambio de siglo Egipto ha vivido un rosario de protestas laborales desconocido en las décadas anteriores. En 2004 las grandes protestas de los trabajadores industriales de las empresas estatales y ex estatales del Delta del Nilo pusieron la mecha que las incrementaría exponencialmente, ante los éxitos conseguidos por aquellos, facilitados por el temor del régimen a su gran número, y a que la protesta laboral se uniera a la protesta política. Desde entonces hasta 2011, no pasaba una semana sin que se produjeran decenas de protestas de mayor o menor tamaño, trasladadas recientemente a las principales instituciones de la capital (Parlamento, ministerios), donde se producían concentraciones toleradas. Los intentos de crear organizaciones sindicales y una coordinación ajena al sindicato vertical habían comenzado a dar sus frutos, pese a la represión. En 2010 los tribunales dieron la razón a quienes demandaban la necesidad de actualizar el irrisorio salario mínimo fijado desde hace décadas en 35 libras (unos 7 dólares). El gobierno propuso 400 libras. Los que lo demandan exigen 1.200. No obstante, los trabajadores en general, y los industriales en particular, siempre habían rechazado adscribirse o ser adscritos a fuerzas o corrientes políticas organizadas, a pesar de la histórica vinculación de sus líderes no oficiales con el naserismo o la izquierda socialista, que han intentado incansablemente en estos años ayudarles a forjar una alternativa sindical.
Los "jóvenes de Facebook y de Twiter" irrumpieron en la política nacional con fuerza y amplitud de miras, liberados por las nuevas tecnologías de los asfixiantes condicionantes de la tela de araña de la política tradicional pasado y sus divisiones. Su primera gran acción fue convocar por Facebook una huelga general, algo inédito desde los años 40, el 6 de abril de 2008, en solidaridad con los trabajadores industriales de Mahal.la al-Kubra y sus reivindicaciones. La huelga fue un éxito, porque nadie fue a trabajar, aunque no lo hicieran por miedo a las contundentes medidas represivas que anunció el régimen, presa a su vez del miedo a los trabajadores (la población), mucho más que a los "jóvenes de Facebook". No es de extrañar qure la intifadaactual haya sido convocada y desencadena por esos jóvenes, que desde entonces se llaman "Jóvenes del 6 de abril".
Ahora que ha pasado "el viernes de la ira", resulta evidente que el grueso de la población ha esperado agazapada durante estos cuatro días a que el valor de estos jóvenes les fuera haciendo perder progresivamente el miedo. La inmensa mayoría tiene sus razones (miseria, torturas, corrupción) para detestar al régimen de Mubarak, pero lo conocen y saben quiénes son sus amigos. Aquél y éstos, obsérvese la sincronización, además del contenido de las palabras de Mubarak y de Obama, han puesto toda la carne en el asador en sus discursos del viernes 28. El discurso de Obama es crucial, pues es una señal al ejército egipcio. El jefe del Estado Mayor egipcio, Sami Anan, se encuentra en Washington desde el miércoles 26 para unas conversaciones "concertadas previamente". Fuentes de los servicios secretos israelíes, según informa en su web el canal Al-Yazira el mismo 28 de febrero, han indicado que el propio ministro de Defensa egipcio, Mohammad Husein al-Tantawi, se habría desplazado también a Washington. El ejército egipcio tiene ante sí la oportunidad de no traicionar a su pueblo, de seguir siendo pueblo, como lo era cuando en 1952 dió el golpe de Estado que derrocó al rey extranjero, y cuando en 1956 afrontó la agresión de Francia, Inglaterra e Israel para consumar su independencia y ser dueño de su recursos naturales y de su país.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
rCR
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Egipto
Euforia, baño de sangre y caos

Página 12
Los tanques egipcios, los manifestantes sentados sobre ellos, las banderas, las 40 mil personas que lloraban y alentaban a los soldados en la Plaza de la Libertad, mientras rezaban alrededor de ellos, los Hermanos Musulmanes sentados entre los pasajeros de los tanques. ¿Se debería comparar esto con la liberación de Bucarest? Sentado sobre uno de los tanques fabricados en Estados Unidos, sólo podía recordar esas maravillosas películas sobre la liberación de París. Un par de metros más allá, la policía de seguridad de Hosni Mubarak, con sus uniformes negros, todavía les disparaba a los manifestantes que estaban cerca del Ministerio del Interior. Era una celebración de una victoria salvaje e histórica: los mismos tanques de Mubarak estaban liberando la capital de su propia dictadura.
En la pantomima del mundo de Mubarak –y de Barack Obama y de Hillary Clinton en Washington–, el hombre que aún se autoproclama presidente de Egipto realizó la más absurda elección de un vicepresidente para calmar la furia de los manifestantes. El elegido fue Omar Suleiman, el jefe de los negociadores egipcios con Israel y un antiguo agente de Inteligencia, un hombre de 75 años y con varios años de visitas a Tel Aviv y a Jerusalén así como con varios infartos que los prueban. Cómo este funcionario va a ingeniárselas para hacer frente a la rabia y el deseo de liberación de 80 millones de egipcios queda librado a la imaginación. Cuando les conté, a quienes estaban alrededor de mí en el tanque, sobre la designación de Suleiman comenzaron a reírse.
Las tropas, en ropa de fajina, riéndose y hasta aplaudiendo, no hicieron ningún intento de borrar el graffiti que la multitud había pintado sobre los tanques. “Fuera, Mubarak” y “Tu régimen está acabado, Mubarak”, aparecía en cada una de las tanquetas que recorrían las calles de El Cairo. En uno de los tanques que daban vuelta alrededor de la Plaza de la Libertad estaba uno de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Beltagi. Más temprano, había pasado cerca de un convoy de vehículos blindados que estaban apostados cerca del suburbio de Garden City mientras la gente se abría paso entre las máquinas y les llevaban naranjas a los soldados, aplaudiéndolos como patriotas egipcios. Más allá de la alocada elección del vicepresidente de Mubarak y la designación de amigotes en un gobierno sin poder, las calles de El Cairo demostraron que los líderes de los Estados Unidos y de la Unión Europea (UE) no entendieron nada. Se acabó.
Los débiles intentos de Mubarak al declarar que se debe terminar con la violencia, cuando su propia policía de seguridad fue responsable en los últimos cinco días de los actos más crueles, encendió más la furia de aquellos que pasaron 30 años bajo su sanguinaria dictadura. Prueba de ello son las sospechas de que muchos de los saqueos están siendo llevados a cabo por policías de civil, así como el asesinato de 11 hombres en un área rural hace 24 horas para destruir la integridad de los manifestantes que están tratando de sacar a Mubarak del poder. La destrucción de un importante número de centros de comunicaciones por parte de hombres con los rostros tapados, que deben haber sido coordinados de alguna forma, también levantó el alerta y surgió la idea de que los responsables serían los agentes de civil que habían golpeado a los manifestantes. Pero las quemas de comisarías en El Cairo, Alejandría y Suez así como en otras ciudades no fueron obra de los policías de civil. A última hora del viernes, multitudes de hombres jóvenes atizaron el fuego a lo largo de la autopista de Alejandría.
Infinitamente más terrible fue el vandalismo en el Museo Nacional de Egipto. Después de que la policía abandonara el lugar, los saqueadores traspasaron la puerta del edifico pintado de rojo y destruyeron estatuas faraónicas de cuatro mil años de antigüedad, momias egipcias e impresionantes botes de madera que fueron originariamente tallados para acompañar a los reyes en sus tumbas. De nuevo, debe decirse que circularon rumores de que la policía había causado estos actos vandálicos antes de haber abandonado el museo el viernes por la noche. Todo parece recordar lo del museo de Bagdad en 2003. El saqueo no fue tan grave como el de Irak pero el desastre arqueológico es peor.
Los manifestantes se reunieron anoche, en círculo, para rezar en la Plaza de la Libertad. Y también hubo promesas de venganza. Un equipo de la cadena televisiva Al Jazeera encontró un depósito de 23 cadáveres en Alejandría, aparentemente asesinados por la policía. Muchos tenían sus caras horrorosamente mutiladas. Otros once muertos fueron descubiertos en un depósito en El Cairo. Los familias, que se congregaron alrededor de sus restos ensangrentados, prometían represalias contra los policías.
El Cairo ahora cambia de la dicha a la más sombría cólera en cuestión de minutos. Ayer por la mañana, crucé el puente del río Nilo para ver las ruinas del cuartel del partido de Mubarak. Enfrente, seguía en pie un poster que promocionaba las bondades del oficialista Partido Nacional Demócrata (PND), las promesas que Mubarak no pudo cumplir en treinta años. “Todo lo que queremos es la salida de Mubarak, nuevas elecciones y nuestra libertad y honor”, me confió un psiquiatra de 30 años.
La denuncia de Mubarak de que estas manifestaciones eran parte de un “plan siniestro” está en el centro de su pedido de reconocimiento internacional. De hecho, la respuesta de Obama fue una copia exacta de todas las mentiras que Mubarak ha estado usando durante tres décadas para defender su régimen. El problema es el habitual: las líneas del poder y de la moralidad no llegan a unirse cuando los presidentes estadounidenses tienen que tratar con Medio Oriente. El liderazgo moral de los Estados Unidos desaparece cuando tienen que confrontarse los mundos árabe e israelí. Y el ejército egipcio es parte de esta ecuación. Recibe 1300 millones de dólares de ayuda estadounidense. El comandante de esa arma y un amigo personal de Mubarak, el general Mohamed Tantawi, estaba en Washington mientras la policía trataba de aplastar a los manifestantes. El final puede ser claro. La tragedia aún no terminó.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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Prohíben transmitir a cadena Al Jazeera

Domingo, 30 de Enero de 2011 13:24 inSurGente.org 
EGIPTO/LA ACUSACIÓN MÁS IMPORTANTE ES QUE SON MUY PARCIALES: Sus transmisiones son siempre en favor de los Pueblos....y del mundo islamísta 
Al Yazira emitía en directo desde el corazón de las protestas de Egipto. Desde hoy ya no. Las autoridades egipcias han prohibido sus emisiones, ha cerrado todas las oficinas de la cadena árabe en el país y ha retirado los permisos oficiales de todos los corresponsales.
Tras el anuncio la cobertura en directo que ofrecía su página web estuvo más de dos horas sin actualizarse.
Según la cadena, el Gobierno había decidido suspender las actividades de la oficina de Al Yazira en Egipto y retirar los permisos oficiales de todos los corresponsales. 
La decisión también ha sido anunciada por la televisión pública egipcia, que ha asegurado que la medida fue adoptada por el Ministerio de Información, a pesar de que existe un nuevo primer ministro desde ayer y todavía no se ha anunciado la formación del gabinete, informa la agencia EFE.
A estas horas la cadena no emite ninguna imágenes en directo y repite las últimas que pudo grabar antes de la prohibición de las autoridades egipcias. El presentador del canal en árabe ha relatado que los corresponsales de Al Yazira en El Cairo están todos encerrados en la oficina del canal en este cadena. Además, el canal en árabe está difundiendo imágenes de anoche.
Hasta el momento, el canal no ha podido explicar el motivo de la decisión, y tampoco la dado a conocer la televisión pública egipcia.
Mordaza del Gobierno
Los periodistas internacionales de Al Yazira han lamentado profundamente la decisión y se han comprometido a mantener su labor informativa en la medida de lo posible. "No os preocupéis. Seguiremos informando de lo que sucede en Egipto sin importar las nuevas restricciones que nos han impuesto", aseguraba el periodista Dan Nolan desde su cuenta en Twitter .
El productor de los servicios on-line de la cadena, Evan Hill ha puntualizado no obstante que algunos aspectos de la orden de clausura "no están muy claros" ya que "la cadena todavía sigue emitiendo" imágenes en directo desde El Cairo. Hill, que ha indicado que se encuentra en un lugar "oculto", ha asegurado que "mientras tenga conexión a Internet, las noticias seguirán llegando", según recoge la agencia Reuters.
Al Yazira ya fue expulsada el pasado viernes de la plataforma estatal desde la que retransmitía. "Nos cortaron al conexión con Nile Sat después de que recibieran un informe de las altas autoridades", indicó Ayman Gaballah, director de Al Yazira Live , en una entrevista televisada poco después de reestablecer la emisión, gracias al trabajo de los técnicos que lograron una conexión alternativa. 
Este domingo, la cadena ha vuelto a ser expulsada de la plataforma y el corte en las emisiones ha afectado a la cadena en amplías zonas de países cercanos a Egipto.
Desde que levantara el telón en 1996 de la mano del jeque Hamed bin Halifa al Thani, emir de Qatar, Al Yazira ha estado rodeada de polémica.
Periódicamente, a la cadena le llueven acusaciones de parcialidad, procedentes tanto de dentro como de fuera del mundo árabe. Si en Occidente no gusta la complicidad de Al Yazira con los movimientos islamistas de la zona, en Oriente Próximo, la cadena se ha convertido en la bestia negra de Gobiernos como el de Túnez o el palestino.
 Este último fue precisamente objeto de la semana pasada de una potente campaña en su contra. Al Yazira consiguió los documentos secretos que detallaban las conversaciones entre los negociadores palestinos e israelíes. Con ellos montó una serie de informaciones, que en ocasiones parecían más bien un plan de acoso y derribo al Gobierno de la Autoridad Palestina.
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 Egipto: Las protestas se acrecientan pidiendo la salida de Mubarakx Telesur / Al Jazeera / La Haine    ::    
La esposa y los dos hijos del mandatario abordaron un avión rumbo a Reino Unido :: Mubarak apela a las Fuerzas Armadas para permanecer en el poder
Dos aviones cazas sobrevuelan muy bajo la plaza Tahrir, en el centro de El Cairo, despertando el nerviosismo.- El presidente egipcio se reúne con sus mandos militares.
El presidente Hosni Mubarak no da señales de que querer abandonar el poder, pese a la nueva jornada de protestas de miles de egipcios, que mantienen el pulso en las calles exigiendo su salida, tras 30 años en el poder. Hoy Mubarak ha querido dar una muestra de fuerza al reunirse con los mandos militares más importantes, acompañado del sobrevuelo de dos aviones caza muy bajo sobre la plaza Tahrir, donde se concentran los manifestantes de la capital egipcia por sexta jornada consecutiva. El paso de los cazas se ha producido poco antes de que entrara en vigor el toque de queda, a las 16.00 hora local, pero a pesar del nerviosismo que causó entre los manifestantes, los miles de personas que se encuentran concentradas allí han seguido coreando lemas contra Mubarak y su nuevo gabinete: "Hosni Mubarak, Omar Suleimán, los dos sois agentes de los estadounidenses". "Mubarak, Mubarak, el avión te espera", es otro de los lemas.
El presidente insiste en aferrarse al poder, ignorando la tensión que sigue aumentando con cada día que pasa y los más de 100 muertos y miles de heridos que han dejado los seis días de revueltas en todo el país. Mubarak, de 82 años, se ha reunido esta mañana con su nuevo vicepresidente, el poderoso jefe de inteligencia, Omar Suleimán, con el ministro de Defensa, Mohamed Husein Tantawi, con el jefe del Estado Mayor Dami al Anan y con otros altos mandos, una reunión de la que no ha trascendido información.
Mientras, en el otro espectro político, los partidos opositores que hasta las últimas elecciones tenían presencia parlamentaria, incluidos los Hermanos Musulmanes, se han reunido hoy en una especie de "Parlamento alternativo" para tratar de buscar una salida a la crisis y planificar la transición. Como resultado de la reunión, se ha creado un comité de 10 personas -conformada por varios líderes de partidos, incluso algunos ilegalizados- para analizar con el Ejército el final del régimen de Mubarak y su salida del país.
Mohamed El Baradei, premio Nobel de la Paz y ex jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica, se ha erigido como el líder de la oposición y exige la salida ya de Mubarak del poder para "salvar a Egipto", según una entrevista con CNN. "Nuestro país se está desmoronando", asegura. "Mubarak necesita irse hoy... para que se produzca una transición suave hacia un gobierno de unidad nacional, que fije todas las medidas para unas elecciones libres y justas", ha dicho El Baradei.
Poco después, el premio Nobel se ha dirigido a la plaza de Tahrir, para acompañar la multitud que a la caída de la noche, sigue concentrada en el centro de la ciudad. Imágenes transmitidas por CNN muestran a El Baradei rodeado por decenas de personas que trataban de darle la mano.
"Habéis recuperado vuestros derechos y lo que hemos comenzado no podemos hacerlo retroceder", ha dicho El Baradei a las miles de personas en la plaza y que gritaba "Abajo Mubarak". "Tenemos una sola exigencia: el fin del régimen y el comienzo de una nueva era, un nuevo Egipto", ha dicho el líder político. El Baradei ha reconocido el valor del pueblo egipcio después de décadas de represión. "Me inclino ante el pueblo de Egipto con respeto. Os pido paciencia, el cambio vendrá en los próximos días", ha añadido, según Reuters. Ha llamado a la población a seguir manifestándose de forma pacífica.
Sigue el caos
Durante la mañana, el tráfico ha sido menor que otros días, pese a que es jornada laborable en Egipto, y también había menos gente en las calles. Mientras los helicópteros militares sobrevuelan El Cairo, se escuchan disparos en el centro, y en las calles siguen vigilando patrullas de ciudadanos, que armadas de palos y cuchillos, se organizaron anoche para defender sus propiedades, sobre todo en las zonas de clase media y alta, siguiendo el llamamiento del propio Ministerio de Defensa.
Las manifestaciones también se han repetido en otras ciudades como Alejandría, Mahalla, Mansura, Suez Sharm el Sheij o Ismailiya, según Al Yazira. En Mansura, una ciudad de un millón de habitantes en el noreste del delta del Nilo, decenas de miles de manifestantes se han volcado a las calles. También destaca además el despliegue del Ejército en Sharm el Sheij, ciudad situada en el este de la península del Sinaí en la que las fuerzas militares egipcias tienen prohibida la entrada en virtud de los acuerdos de paz suscritos con Israel.
Otro problema que se suma al caos en el país son las cárceles. Miles de reclusos se han escapado en las últimas horas de distintas cárceles de Egipto y en algunos casos los arsenales de las prisiones corren el riesgo de perderse, según informa la prensa egipcia. De la cárcel de Fayoum, situada en un área desértica al suroeste de la capital, han escapado miles de reclusos que, según la televisión estatal, tras matar al alcaide y a varios guardias están sembrando el caos en las calles. También de la prisión de Wadi el Natroun, a 120 kilómetros al noroeste de la capital, se ha informado de un motín en el que han huido miles de presos, entre ellos, muchos islamistas y también presos comunes. Según un miembro de los Hermanos Musulmanes, 34 miembros de esta formación islamista ilegalizada han escapado de esta cárcel después de que familiares de los reclusos se enfrentaran a los guardias. También se informa de la presencia de decenas de cadáveres en la calzada cerca de una prisión al este de El Cairo donde se produjo anoche un motín.
El Ejército, la clave
Lo que sí se ha notado es un aumento de la presencia militar en las calles, con más tanques recorriendo las calles, después de una noche de saqueos y vandalismo. Los militares han comenzado a entorpecer el paso de los ciudadanos a los puntos neurálgicos de la revuelta en el centro de El Cairo, con muros de hormigón y cacheos e incluso han disparado al aire para dispersar a la multitud.
Pese a ello, y cuando ya ha comenzado el nuevo toque de queda, a las cuatro de la tarde, miles de personas llenan otra vez la plaza Tahrir. La respuesta de los militares, hasta el momento, ha sido la de no disparar contra la población ni obligar el cumplimiento del toque de queda. En algunos casos, incluso, han confraternizado con los manifestantes. Aún se desconoce si los rangos más bajos de las Fuerzas Armadas seguirán siendo fieles a Mubarak, y si este ha decidido hablar con los generales. Fueron los generales tunecinos quienes persuadieron al presidente Ben Alí a que abandonara el poder y saliera del país tras varias semanas de protestas.
El destino de Egipto parece depender del Ejército, la única institución respetada. Las imágenes de ayer mostraban a los soldados que se abrazaban a los manifestantes, los camiones militares que lucían en el lateral frases pintadas como "Mubarak, dictador" o "Mubarak y familia, ilegales", y los blindados cargados de gente exultante. "En ningún caso dispararemos contra el pueblo; si nos dieran esa orden, la desobedeceríamos", aseguraba, en la mañana de ayer, el comandante de las fuerzas desplegadas en la plaza Tahrir y sus alrededores. Sin embargo, durante esta mañana, los militares han endurecido claramente los controles. Los tres presidentes egipcios (Nasser, Sadat, Mubarak) desde la caída de la monarquía, 60 años atrás, han salido del Ejército, lo cual da una idea de la influencia militar.
El Ejército también se ha hecho cargo de la vigilancia del Ministerio del Interior, vacío después de que los trabajadores fueran evacuados esta mañana, informa Reuters. En los últimos días grupos de manifestantes han tratado de entrar, e incluso se registraron ayer intercambios de tiros con los agentes que lo custodiaban. Dos vehículos blindados y un tanque están apostados en el exterior.
El único signo de normalidad es el retorno de la telefonía móvil; las líneas, sobrecargadas, solo funcionaban a veces, pero funcionaban. Internet, en cambio, permaneció cerrado. Y para ampliar el cerrojo informativo, el Ministerio de Información ha acallado a Al Yazira, la única cadena de televisión que retransmitía en directo y de forma continua la revuelta.
Evacuación estadounidense
La creciente tensión en el ambiente se ha traducido en el llamamiento de la Embajada de EE UU a sus ciudadanos para que abandonen el país, aunque asegura que la evacuación es voluntaria. "El Departamento de Estado está haciendo gestiones para proporcionar transporte a lugares seguros en Europa", según un comunicado. "Los vuelos a puntos de evacuación comenzarán a salir de Egipto el lunes 31 de enero". También Turquía ha enviado dos aviones de Turkish Airlines a Egipto para evacuar a sus ciudadanos, según la agencia Anatolian.
La secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha insistido hoy en que se produzca una "transición calmada" hacia un diálogo nacional que culmine en una "democracia real"que dé "una oportunidad" al pueblo egipcio para expresar su voz. Washington sigue sin pronunciarse abiertamente contra Mubarak, un aliado importante en Oriente Próximo. La secretaria de Estado, en una entrevista, ha expresado su deseo de que Egipto tenga un plan bien pensado que culmine en un Gobierno de participación democrática".
Los turoperadores occidentales ya cancelaron sus viajes al país desde el inicio de las protestas. Ahora, las empresas extranjeras también han comenzado a evacuar a su personal. En el aeropuerto internacional de El Cairo se viven escenas de caos, ante la escasez de vuelos de salida del país.

Manifestaciones en Egipto continúan pese a asesinatos policiales
Se comprometió a formar un nuevo Gobierno para este sábado, y a impulsar reformas socio – económicas, pero sin abandonar el poder, que ya ejerce desde hace 30 años.
El primer mandatario egipcio anunció en un mensaje televisivo reformas políticas, que incluyen la formación de un nuevo gabinete, en un discurso televisado tras cuatro días de manifestaciones sin precedente que dejaron al menos 29 muertos en las ciudades de El Cairo (capital) y Suez (norte).
"He pedido hoy al Gobierno que renuncie y mañana habrá un nuevo Gabinete", declaró el presidente egipcio, de 82 años. Prometió "nuevas medidas para frenar el desempleo, subir el nivel de vida, desarrollar los servicios y ayudar a los pobres".
Esta fue la primera intervención pública de Mubarak desde que empezaron las protestas, consideradas las más importantes en sus 30 años en el poder.
Más temprano, ante la magnitud de las protestas, las autoridades egipcias declararon el toque de queda en El Cairo, Alejandría y Suez, según una decisión adoptada por la Gobernación militar y anunciada por la televisión pública.
La medida de toque de queda inició desde las 18H00, hora local (17H00 GMT) y se extenderá hasta las 07H00 (06H00 GMT), indicó el anuncio de dos líneas colocado en uno de los canales de la televisión pública egipcia.
La cadena qatarí de televisión Al Jazeera dijo que sólo en El Cairo 16 heridos que estaban ingresados en hospitales próximos a la plaza de Tahrir perecieron por las lesiones recibidas.
En la ciudad de Suez, mientras tanto, murieron 13 personas que habían participado en las manifestaciones públicas, según el recuento hecho por la cadena emiratí Al Arabiya.
Los vuelos fueron suspendido durante las 12 horas que dura el toque de queda impuesto por el Gobierno de Egipto. Las comunicaciones por Internet quedaron bloqueadas desde primeras horas de este viernes y tampoco se pueden enviar mensajes por teléfonos móviles.
La televisión pública egipcia mostró también imágenes de un incendio en la sede del Partido Nacional Democrático de Mubarak, quien no se ha pronunciado sobre los hechos de este viernes.
Los egipcios criticaron este viernes el hipócrata pronunciamiento del Gobierno de Estados Unidos, debido a que la nación norteamericana colabora abiertamente con ayuda militar.