viernes, 28 de enero de 2011


Las protestas en el mundo árabe se contagian a Yemen

Miles de yemeníes toman las calles de la capital en varias manifestaciones que piden el cambio de régimen

ÁNGELES ESPINOSA - Teherán -  El Pais, Madrid 27/01/2011
Manifestación
Protesta multitudinaria en las calles de Sanaa.- AFP
Miles de yemeníes se manifestaron ayer por las calles de Saná, la capital del país, exigiendo una mejora de sus condiciones de vida y el fin a los 32 años de presidencia de Ali Abdalá Saleh. Como en el caso de Túnez, que les ha servido de inspiración, los yemeníes se quejan de la carestía de los alimentos, de la corrupción y del nepotismo. Pero la fragilidad del Estado, con un movimiento separatista en el Sur, una insurrección en el Nortey los tentáculos de Al Qaeda aprovechando la ausencia del Gobierno central en la mayor parte del país; hace que Yemen corra el riesgo de convertirse en una nueva Somalia más que en otro Túnez.
"La gente se manifiesta por la falta de trabajo y de justicia", explica Jaled desde Saná. "Además, cada día hay más víctimas tanto civiles como militares en el sur", añade este hombre que a pesar de su formación universitaria lleva meses en el paro.
La oposición parlamentaria, que intenta capitalizar el efecto Túnez ante las elecciones del próximo abril, convocó cuatro manifestaciones en otros tantos puntos de la capital yemení con el fin de dividir a las fuerzas policiales. Desde el derrocamiento de Zine el Abidine Ben Ali (al que las protestas obligaron a abandonar Túnezy refugiarse en Arabia Saudí), estudiantes y activistas han llevado a cabo numerosas protestas en diversas ciudades, pero la de ayer fue la más concurrida y la que más directamente cuestionó a Saleh, algo que hasta ahora pocos se atrevían a hacer en público.
"Sólo aceptaremos que se vaya el presidente", declaró el diputado independiente Ahmed Hashid, citado por la agencia Reuters. A pesar del despliegue policial, no hay constancia de incidentes significativos.
Saleh, de 68 años, intentaba rebajar la tensión anunciando, el pasado domingo, un aumento de los salarios para todos los funcionarios y miembros de las Fuerzas de Seguridad. También ha negado que planee instalar a su hijo Ahmad en la presidencia, como denuncia la oposición. Este cabo que llegó al poder en Yemen del Norte en 1978, logró ser elegido presidente en 1999, tras la unificación con el sur del país, y fue reelegido en 2006. Aunque su mandato concluye en 2013, una enmienda constitucional que actualmente debate el Parlamento contempla su elección vitalicia.
Así que los yemeníes exhibieron este jueves pancartas en las que se leía "Ben Ali se fue después de 20 años, 30 años en Yemen, ya basta".
Pero más allá de su apego al poder, lo que tiene a los yemeníes indignados es la vergonzosa gestión de las finanzas públicas. Saleh utiliza el Gobierno para comprar lealtades en detrimento de un genuino desarrollo del país. Lo mismo sucede con la ayuda militar que EEUU le facilita para combatir a Al Qaeda, tal como revelaron los papeles del Departamento de Estado publicados por EL PAÍS el pasado diciembre. Mientras, la mitad de sus 23 millones de habitantes vive por debajo de la línea de pobreza (menos de dos dólares al día) y carece de instalaciones sanitarias; un tercio sufre hambre crónica.

Ola de cambio en el mundo árabe

El sindicato único tunecino se convierte en el eje del cambio político

La UGTT apoya al primer ministro Ghanuchi pero no participará en el Gabinete

JUAN MIGUEL MUÑOZ (ENVIADO ESPECIAL) - Túnez - El Pais, Madrid- 28/01/2011
La Unión General Tunecina del Trabajo (UGTT) ha llevado la voz cantante en la remodelación del Gobierno interino, aunque sin quitar ojo un instante a la protesta popular. Porque fue la reacción de la calle la que motivó que tres ministros del sindicato abandonaran el Ejecutivo formado el 17 de enero. No ejercieron sus cargos un solo día, y ayer anunciaron que tampoco formarán parte del nuevo Gabinete, purgado totalmente de los ministros que militaron en el Reagrupamiento Constitucional Democrático (RCD), el partido del fugado dictador Zine el Abidine Ben Ali. Pese a su renuncia a participar en el Gobierno, la UGTT respalda al primer ministro, Mohamed Ghanuchi, único ex miembro del RCD que permanece en su cargo. La central, que apuesta por la estabilidad política, arriesga en este envite porque los lemas coreados en las calles contra Ghanuchi no amainan. La población no considera corrupto al primer ministro, pero tampoco un hombre íntegro. Tenía que conocer lo que sucedía durante la década que sirvió a Ben Ali.
Purgados del Gobierno todos los ex miembros del partido de Ben Ali
Son demasiados los años que la UGTT obedeció sumisamente al régimen, por mucho que convocara alguna huelga por aquí y otra por allá, y muy poco lo que ha conseguido en beneficio de los trabajadores o campesinos, despreciados por altos funcionarios y ministros, y humillados hasta hoy día incluso por dirigentes de la oposición que se las dan de progresistas. En Túnez, los jubilados carecen de pensión, los sueldos apenas alcanzan el rango de limosna y un millón de personas académicamente bien formadas partieron al exilio por falta de perspectivas laborales.
La UGTT ha intentado abanderar la revuelta contra Ben Ali. Desde la pequeña plaza de Mohamed Ali Hammi -fundador de la central-, que acoge su sede, arrancó la mañana del 14 de enero la manifestación que acabó por derrocar al presidente. Cuenta la central con medio millón de afiliados, pero en esa plaza se reunieron no menos empresarios y ejecutivos que asalariados para apoyar la revolución surgida en la mísera región agrícola del centro de Túnez.
Parece poco probable que gran parte de los tunecinos vayan a obedecer las consignas políticas de la UGTTporque su apuesta por el contestado Ghanuchi es sumamente arriesgada. Y tampoco sus llamamientos a la calma institucional. "No es el momento de expulsar a los directores de organismos públicos porque hay que preservar la estabilidad", explicaba el martes a este diario el secretario general adjunto, Abed Briki. Fueron palabras que llegaban tarde. Porque son demasiados los altos funcionarios que no aparecen por sus oficinas, temerosos de la cólera de sus subordinados. Ayer, jornada de paro general -no secundada por el comercio, ni por el transporte público o privado-, personal del Ministerio de Sanidad, asesores fiscales, sordomudos, maestros, profesores de secundaria y colectivos de toda índole exigían formar sus propios sindicatos. La mayoría de quienes protestan no lo hacen animados por la UGTT.
Muchos ciudadanos se abalanzan sobre el extranjero para explicar sus lamentables condiciones de trabajo. Safe Mougou es profesora de inglés. Pero su plaza está ocupada porque ella no pudo pagar al funcionario corrupto los 4.000 euros exigidos. "El sindicato siempre estuvo muy vinculado al poder. Su secretario general, Abdelsalam Jerad, nunca pudo adoptar decisiones durante el régimen de Ben Ali. Jerad también debería pasar por la comisión que investigará la corrupción", sentencia Mougou.
Ante el panorama de anarquía institucional, cada cual se las ingenia como puede. Durante los caóticos días que siguieron a la fuga de Ben Ali, los vecinos organizaron la defensa de sus barrios ante los ataques de matones leales al régimen y de la policía -Amnistía Internacional denunció ayer que los agentes dispararon a matar a manifestantes que huían-, y ahora en varios pueblos y ciudades de las regiones de Susa y Siliana, escapadas las autoridades, la población se organiza para elegir nuevos órganos administrativos. Declaran su rechazo tajante al primer ministro, sin prestar atención a un desacreditado sindicato.

Ola de cambio en el mundo árabe

Rabat toma medidas para evitar el contagio

Marruecos subvencionará aún más hidrocarburos y alimentos básicos

IGNACIO CEMBRERO - El Pais, Madrid - 28/01/2011
Si se exceptúan las cuatro personas que se han inmolado -el último el martes-, Marruecos es, por ahora, el país norteafricano menos afectado por la onda expansiva de la revolución tunecina. Incluso en Bengazi (Libia) se han producido disturbios de mayor envergadura que en Marruecos.
Se trata del país norteafricano menos afectado por el seísmo de Túnez
Aun así, las autoridades marroquíes no las tienen todas consigo y toman costosas medidas preventivas para evitar una explosión social, aun a riesgo de poner en peligro la Hacienda pública.
Marruecos tiene una larga tradición de revueltas espontáneas como la del pan, en 1981, que se saldó con 66 muertos en Casablanca, a los que el entonces ministro del Interior, Driss Basri, llamó "mártires de la barra de pan".
La última y más reciente, en 2007, fue la de Sefrou, violenta pero sin víctimas mortales. Los licenciados en paro -el 27% de los salidos de las universidades- se manifiestan además con frecuencia en las grandes ciudades.
Los productos considerados de primera necesidad, que en Marruecos incluyen no solo el azúcar, el aceite o el trigo, sino también los hidrocarburos, seguirán subvencionados por el llamado Fondo de Compensación para evitar que el aumento de sus precios repercuta sobre el consumidor. Si el fondo no existiese, el precio del pan o del gas se duplicaría.
2010 ya fue un año de subidas. El fondo se gastó 26.000 milones de dirhams (2.363 millones de euros), un 126% más de lo presupuestado, en subvenciones para que los 32 millones de marroquíes no notaran las alzas en sus bolsillos.
Para este año el fondo dispone de 1.545 millones de euros, equivalentes al 2% del PIB, una cantidad a todas luces insuficiente y que se acabará disparando. Prueba de ello es que Rabat calcula que el barril de petróleo se situará este año en 78 dólares cuando ya ronda los 87.
"Atravesamos una zona de turbulencias económicas y financieras especialmente penosa, pero estamos decididos a hacer todo lo necesario para preservar el poder adquisitivo de los ciudadanos", prometió, a principios de semana, Khaled Naciri, portavoz del Gobierno marroquí.
Naciri reconoció, no obstante, que "el año pasado eso fue muy costoso". "(...) nos tememos que en las condiciones actuales el monto sea también elevado para Marruecos", que carece de recursos energéticos, añadió.
El portavoz recalcó, sin embargo, que ese esfuerzo no se hacía para evitar el contagio de Túnez. "Las cosas deben quedar claras: el Gobierno marroquí no actúa en función de lo que pasó en otros países", subrayó Naciri.
Para mejorar la dotación del Fondo de Compensación sin incrementar el déficit presupuestario -las finanzas públicas atravesaron un momento delicado entre enero y septiembre de 2010-, el Gobierno ha recortado los gastos de funcionamiento y ha reducido la inversión en un 10%.
Para que no haya escasez en los mercados, Rabat lanzó además, el 12 de enero, una licitación para adquirir 255.000 toneladas de cereales, 154.000 de trigo y 100.000 de cebada.

JOSÉ IGNACIO TORREBLANCA

Susurrando a los dictadores

JOSÉ IGNACIO TORREBLANCA, El Pais,Madrid  28/01/2011
Un dictador es un animal complicado. Es generalmente desconfiado, suele estar permanentemente malhumorado y, para colmo, sus tendencias violentas están más que constatadas. Por eso hay muchos que son partidarios de hablarles siempre en privado y con susurros, nunca en público, y menos a gritos. Pero las cosas están cambiando: por primera vez en mucho tiempo, desde Túnez a Egipto, la gente ha comenzado a gritarles, con resultados mucho más esperanzadores de lo que a primera vista se pudiera esperar. Ben Ali huyó espantado (no sin antes dar muchas coces, algunas de ellas letales), y ahora Mubarak se tiene que pensar muy bien si después de 30 años en el poder, le merece la pena elevar la represión, ahogar más aún a la sociedad egipcia en la pobreza y la frustración y amañar las próximas elecciones presidenciales para colocar a su hijo Gamal en la jefatura del Estado.
EE UU ha comenzado a correr algunos riesgos. La UE, lamentablemente, sigue paralizada
"Los vientos de Túnez están llegando a Egipto", decía ayer un manifestante cairota resaltando lo obvio. Pero no solo a Egipto. Los gritos de tunecinos y egipcios han puesto en evidencia el conservadurismo y la resistencia al cambio que de forma innata domina la acción diplomática. En el lenguaje diplomático se denomina "diálogos críticos" al mecanismo mediante el cual se permiten críticas o sugerencias sobre cuestiones relacionadas con la democracia o los derechos humanos siempre que se hagan fuera de los focos de los medios de comunicación. Los diplomáticos defienden a capa y espada la utilidad de este procedimiento. Si sus resultados no son visibles para el público, alegan, se debe precisamente a que la opacidad es una condición indispensable para que los dictadores accedan a liberar a este preso aquí o allá o introducir esta o aquella reforma. En realidad, sostienen, las declaraciones públicas sobre la democracia y los derechos humanos en terceros países no solo son inútiles por cuanto están dirigidas a la galería nacional, sino que, además, son contraproducentes porque rompen el necesario clima de confianza que hace que el diálogo sea útil. En el extremo contrario, los defensores de los derechos humanos sostienen que los diálogos críticos no solo son ineficaces, sino que, peor aún, en la medida que contribuyen a silenciar y ocultar los abusos y la falta de democracia, terminan siendo contraproducentes ya que deslegitiman a la oposición y a los activistas de los derechos humanos en esos países y emborronan la imagen de las democracias.
El debate no es teórico, sino muy real, y con consecuencias de primer orden. Tanto Estados Unidos como la Unión Europea trastabillaron en Túnez y perdieron el paso. Ahora Washington parece querer recuperarlo. El 13 de enero, Hillary Clinton sorprendió a su audiencia catarí al señalar que la gente en el mundo árabe "está harta de unas instituciones corruptas y unos regímenes políticos estancados". Y ahora también ha indicado en público a Mubarak que el camino de las reformas políticas, económicas y sociales es menos costoso que el de la represión masiva. Cierto que no lo ha dicho a gritos, pero se trata ciertamente de algo más que un susurro. Y tiene relevancia precisamente porque viene de un Washington que tiene las manos manchadas con los 1.300 millones de dólares anuales en ayuda militar que desde hace 30 años viene prestando a Egipto y que no podría contemplar con más pavor la posibilidad de que el famoso discurso de Obama en El Cairo tendiendo una mano al mundo árabe y musulmán acabara con un régimen de corte iraní emparedando desde Egipto a su sacrosanto aliado israelí.
Estados Unidos ha comenzado pues a correr algunos riesgos. De la UE, lamentablemente, seguimos sin noticias. Su parálisis es difícil de justificar, pero fácil de entender. Antes de Túnez, el primer premio era para la diplomacia europea que consiguiera que en la región no pasara nada. De ahí los abrazos y sonrisas con los autócratas de la región, los discursos alabando la estabilidad de los regímenes, las concesiones económicas a cambio de nada y los clamorosos silencios ante los fraudes electorales. En cualquier caso, lo interesante del nuevo escenario es que la estructura de incentivos bajo la cual operan las diplomacias europeas se ha invertido por completo. Ahora, están atrapadas en una tierra de nadie. Por un lado, cada día que pasa el inmovilismo es más costoso y deja más en evidencia que no hacer nada ya no es una opción. Por otro, Egipto es demasiado grande y sensible: equivocarse y que las cosas salgan mal allí tampoco es una opción. Así las cosas, los gritos tienen la palabra.

Los regímenes árabes tiemblan ante una nueva jornada de protesta

Nuevas protestas se han convocado para hoy en varios países árabes. Los regímenes autoritarios que gobiernan Egipto, Yemen y Jordania temen el contagio de las revueltas que derrocaron al Gobierno de Zine El-Abidine ben Ali. Sistemas basados en la corrupción y el nepotismo tiemblan ante movilizaciones de carácter popular que aúnan reivindicaciones de carácter social y política y que se expanden como una mancha de aceite
GARA | DUBAI
De Egipto a Jordania, pasando por Yemen, la «Revolución de Jazmín» ha comenzado a tocar a los regímenes árabes que se mantienen desde hace décadas gracias al yugo del miedo, consideran los analistas.
Tras Túnez, «la pregunta no es ya a quién le tocará ahora, sino qué régimen permanecerá», afirma Amr Hamzawy, director de investigación de la Fundación Carnegie en Oriente Medio, para quien las manifestaciones populares podrían alcanzar a la mayoría de los países árabes, con la excepción de las monarquías petroleras del golfo Pérsico.
«Se trata de una verdadera tendencia regional, en Egipto, en Argelia, en Jordania, en Yemen..., donde los ciudadanos salen a la calle para reclamar sus derechos sociales, económicos y políticos», añade este analista.
«Es una dinámica que se expande por todo el mundo árabe», coincide el profesor universitario Bourhan Ghalioun, autor en 1977 de un «Manifiesto para la democracia» en el mundo árabe.
«Lo que se ha producido en Túnez ha resquebrajado el miedo y ha demostrado que es posible –con una velocidad impresionante– derrocar un régimen y que no es tan difícil como se podría imaginar», añade Ghalioun, director del Centro de Estudios sobre el Oriente Contemporáneo (CEOC), con sede en París.
Egipto vive desde el martes las protestas más importantes desde la llegada al poder en 1981 del presidente Hosni Mubarak, de 82 años de edad, y se prevé que se intensifiquen después de ayer volviera al país el opositor Mohammed El-Baredei.
La fiebre ha alcanzado a Yemen, donde miles de personas se manifestaron ayer para reclamar la marcha del presidente Ali Abdallah Saleh, en el poder desde hace 32 años, mientras que los Hermanos Musulmanes de Jordania, principal fuerza de oposición, han convocado una nueva manifestación para hoy.
Ghalioun excluye, en cualquier caso, un «contagio mecánico» debido a razones específicas de cada país, subrayando que «ningún proceso de cambio se parecerá a otro».
Pero los movimientos de protesta que comienzan a tocar a los regímenes árabes tienen un punto en común: están siendo protagonizados por los jóvenes y las clases medias, a través de internet y las redes sociales.
«Es el resultado de lo que los regímenes autocráticos han hecho en la política del mundo árabe: los partidos de la oposición se han debilitado y han sido sistemáticamente aislados y, en consecuencia, es la ciudadanía la que hoy se moviliza», explica Hamzawy. 
Los movimientos de protesta, sobre todo, han revelado la debilidad de muchos de los regímenes, cuyos dirigentes establecen recordes de longevidad en el poder y de falta de legitimidad popular.
«La legitimidad no puede construirse sobre la represión ni sobre la denegación de los derechos políticos y sociales», asegura Hamzawy. «Nadie puede aceptar esto en el siglo XXI y los árabes no son una excepción».
En algunos países, los dirigentes han comenzado a soltar lastre, como en Jordania, donde el rey Abdallah ha prometido «avanzar» en las reformas políticas, o en Yemen, donde el presidente Saleh ha asegurado que no piensa transmitir el poder a su hijo. 
Pero en el mundo árabe, «donde la mayoría de los regímenes se perciben como máquinas de opresión, corrupción o destrucción», si se emplean los términos de Ghalioun, existe la incógnita de saber si estas reformas serán suficientes.
Para Ghassan Charbel, redactor jefe del influyente diario panárabe “Al-Hayat”, «los regímenes árabes pueden optar por escuchar las reivindicaciones populares y por decidir impulsar verdaderas reformas o por continuar apoyándose únicamente en sus aparatos de seguridad. En este caso, podrían derrumbarse uno tras otro».

Queman un cuartel en Suez
Manifestantes quemaron ayer un cuartel de bomberos en la ciudad egipcia de Suez, al este de El Cairo, tras lanzar cócteles molotov contra la Policía, constató un fotógrafo de France Presse.
En esta ciudad se enfrentaron ayer por la tarde cientos de manifestantes con las fuerzas de seguridad, al igual que en Ismailiya, unos 50 kilómetros al norte, en el canal de Suez.
En Suez, los policías antidisturbios dispararon gas lacrimógeno y balas de caucho y emplearon cañones de agua para intentar dispersar a cientos de manifestantes, que reclamaron la liberación de los detenidos en las protestas del martes y el miércoles, unos 75 según una fuente de los servicios de seguridad.
El miércoles, las manifestaciones fueron especialmente violentas en Suez, donde los enfrentamientos estallaron des- pués de que la Policía se negase a entregar el cuerpo de uno de los tres manifestantes muertos la víspera.
Los jóvenes militantes prodemocráticos, inspirados en la revuelta tunecina, convocaron nuevas manifestaciones para hoy, tras el rezo en las mezquitas. 
Al menos siete manifestantes y dos policías han muerto y decenas de personas han resultado heridas desde que el martes comenzasen las manifestaciones. Según un responsable de los servicios de seguridad egipcios, «al menos mil personas han sido detenidas en el conjunto del país».
En este contexto, el opositor Mohammed El-Baredei regresó ayer por la noche a Egipto, tras permanecer dos semanas en el extranjero, para participar en las manifestaciones contra el régimen de Hosni Mubarak. 
Como muestra de la inestabilidad que sufre el país árabe más poblado, la Bolsa cairota sufrió ayer una fuerte caída del 6%, llegando a encender las alarmas y provocando una suspensión temporal de las cotizaciones. Tras reanudarse la acti- vidad al mediodía, se produjo una caída del 9%. La víspera, el principal índice, el EGX30 bajó otro 6%.

Regreso de El-Baredei
En un mensaje en Twitter, Mohammed El-Baredei declaró que «vamos a continuar ejerciendo nuestro derecho a manifestarnos pacíficamente para recuperar nuestra libertad y nuestra dignidad. La violencia del régimen se va a volver contra sí mismo».
El-Baradei no dispone de un partido reconocido, pero ha formado un movimiento, la Asociación Nacional para el Cambio, que reclama reformas democráticas y sociales y apoya las manifestaciones.
Mohammed El-Baredei es la más conocida de las personalidades de la oposición que han apoyado públicamente el movimiento de protesta.
«Estamos en un momento crítico de la historia de Egipto. He vuelto para participar con el pueblo egipcio en las manifestaciones», declaró El-Baradei tras aterrizar en El Cairo.
«La voluntad de cambio debe ser respetada. El régimen no debe utilizar la violencia en las manifestaciones», añadió el ex responsable de la Agencia Internacional de Energía Atómica.
«Si la población quiere que yo lidere la transición, no les decepcionaré», declaró antes de embarcar en el aeropuerto de Viena.
La revuelta tunecina no cesa en Sidi Bouzid

Miles de manifestantes marcharon ayer Sidi Bouzid, origen de la revuelta tunecina coreando consignas como «Que no nos roben la Revolución», para volver a exigir la dimisión del Gobierno de transición, informaron periodistas de France Presse. 

La marcha estaba convocada por el potente sindicato UGTT, que había llamado a la huelga general en esta ciudad y su región para reclamar que siete caciques del régimen de Ben Ali y el primer ministro Mohammed Ghannouchi abandonen el Gobierno de transición.

«Que se marchen los corruptos», «Ghannouchi, ¿es que aún no lo has comprendido?», gritaron los manifestantes. 
«Unos 2.000», según un policía, «más de 10.000», según un sindicalista, era difícil evaluar el número de manifestantes, entre los que había numerosos jóvenes y mujeres. 

Los comercios permanecieron cerrados. 

El cortejo se detuvo ante el Palacio de Justicia, donde una pintada proclamaba que «la Revolución pertenece al pueblo y no a los partidos».GARAȼ

Miles de manifestantes yemeníes reclaman que se vaya el presidente Ali Abdallah Saleh

Miles de yemeníes, inspirados por las experiencias tunecina y egipcia, se manifestaron ayer en Sana’a a convocatoria de la oposición para reclamar la marcha del presidente Ali Abdallah Saleh, en el poder desde hace 32 años. 

«El presidente tunecino se ha marchado tras 20 años, el yemení lleva 30 años. Ya basta», coreaban los manifestantes.
Sin embargo, el ministro yemení del Interior, Motahar Rashad Al-Masri, negó cualquier semejanza con la revuelta tunecina que provocó la caída de Ben Ali el 14 de enero.

«Yemen no se parece a Túnez», declaró a France Presse, afirmando que Yemen «es un país democrático» y las manifestaciones son de carácter pacífico.

«No a la renovación del mandato, no a la transmisión hereditaria del poder», «Ha llegado la hora del cambio», repetían los manifestantes yemeníes que estuvieron movilizados durante dos horas a convocatoria de una coalición de partidos de la oposición parlamentaria. 

«Nos movilizamos hoy para reclamar la marcha del presidente Saleh y de su Gobierno corrupto», proclamó ante la multitud un diputado del partido islamista Al-Islah, Abdelmalik Al-Qassus.

La oposición organizó cuatro manifestaciones distintas en la capital para «dispersar las fuerzas policiales», según uno de los organizadores.

Las fuerzas antidisturbios vigilaban a distancia a los manifestantes, pero reforzaron las medidas de seguridad en torno al Ministerio del Interior y al Banco Central.

El Congreso Popular General (CPG, partido en el poder) organizó cuatro contramanifestaciones que reunieron a miles de personas en la capital. 

«No hagan caer la democracia ni la Constitución», se podía leer en una de las pancartas que mostraban los manifestantes progubernamentales. 

Las manifestaciones se han multiplicado estos últimos días en Yemen, un país golpeado por la pobreza y el paro. 

El Gobierno anunció esta semana un aumento de los salarios, una medida destinada a «prevenir problemas similares a los habidos en Túnez», según el analista yemení Mustafa Nasr, que realizó declaraciones a France Presse.

Filtraciones de documentos palestinos colocan a la región en un modo revolucionario
Una nueva verdad nace en el mundo árabe

The Independent on Sunday

Traducido para Rebelión por Silvia Arana


Los Papeles Palestinos son un testimonio tan acusatorio como la Declaración Balfour. La "Autoridad" -uno tiene que usar este término entre comillas- Palestina estaba y está preparada para ceder el "derecho de retorno" de quizás siete millones de refugiados a lo que es ahora Israel por un "Estado" que podría llegar a ser, como mucho, sólo un 10 por ciento del Mandato Británico de Palestina.
Y mientras se revelan estos temibles documentos, el pueblo egipcio pide la caída del presidente Mubarak y los libaneses van a nombrar un primer ministro designado por Hizbulá. Rara vez ha visto el mundo árabe algo así.
Los Papeles Palestinos, para empezar, muestran con claridad que los representantes del pueblo palestino estaban dispuestos a destruir cualquier esperanza de los refugiados para retornar a su hogar.
Significa una afrenta para los palestinos enterarse de qué manera sus representantes les dieron la espalda. A la luz de los Papeles Palestinos, no hay manera de que este pueblo pueda creer en sus propios derechos.
Han visto en film y en papel que no regresarán. Pero a través del mundo árabe -y esto no significa el mundo musulmán- hay ahora una comprensión de la verdad que no había antes.
No es posible para la gente del mundo árabe el engaño interno. Las mentiras han terminado. Las palabras de los líderes -que son, desafortunadamente, nuestras palabras- han caducado. Somos nosotros los que los hemos llevado a este desenlace. Somos nosotros los que les hemos contado estas mentiras. No podemos repetirlas más.
En Egipto, los británicos amábamos la democracia. Estimulamos la democracia en Egipto, hasta que los egipcios decidieron que querían terminar con la monarquía. Entonces los encarcelamos. Luego quisimos más democracia. Fue la misma vieja historia. De la misma manera que queríamos que los palestinos disfrutaran de la democracia, siempre y cuando votaran por la gente correcta, queríamos que los egipcios amaran nuestra vida democrática. Ahora, en Líbano, parece ser que la democracia libanesa tomará su lugar. Y no nos gusta.
Queremos, por supuesto, que los libaneses apoyen a la gente que nosotros queremos, los musulmanes suníes detrás de Rafic Hariri, cuyo asesinato- creemos como dueños de la verdad- fue orquestado por los sirios. Y ahora tenemos en las calles de Beirut la quema de autos y la violencia contra el gobierno.
Y entonces, ¿hacia dónde vamos a ir? ¿Podría ser, tal vez, que el mundo árabe va a elegir sus propios líderes? ¿Podría ser que vamos a ver un nuevo mundo árabe que no esté controlado por Occidente? Cuando Túnez anunció su independencia, Hillary Clinton calló. Fue el excéntrico presidente de Irán el que dijo que le hacía feliz ver un país libre. ¿Por qué sucedió esto?
En Egipto, el futuro de Hosni Mubarak se ve más perturbador. Su hijo podría ser el sucesor elegido por él. Pero sólo hay un califato en el mundo árabe, y es Siria. El hijo de Hosni no es el hombre que quieren los egipcios. Es un hombre de negocios de poco peso que puede -o no- ser capaz de rescatar a Egipto de la corrupción.
El comandante de seguridad de Hosni Mubarak, un cierto Suleiman, que está muy enfermo, puede que no sea el hombre. Y mientras tanto, a través de todo el Medio Oriente, esperamos ver la caída de los amigos de EE.UU. En Egipto, Mubarak se debe de estar preguntando adónde podrá huir. En Líbano los amigos de EE.UU. están colapsando. Es el fin del mundo de los "demócratas"del Medio Oriente Árabe. No sabemos qué vendrá a continuación. Quizás sólo la historia pueda contestar a esta pregunta.
Nota de la traductora: La Declaración Balfour fue una declaración formal del gobierno británico publicada en 1917 en la que Gran Bretaña apoyaba la creación de un territorio judío en el Mandato Británico de Palestina.
rCR

Ola de cambio en el mundo árabe

Estallan las protestas en Egipto

El opositor El Baradei asiste junto a 2.000 fieles a una plegaria en una céntrica plaza de El Cairo.- La policía detiene a líderes de Los Hermanos Musulmanes después de que el grupo islamista se sumara a las protestas.- Bloqueado Internet y los mensajes SMS

NURIA TESÓN / EL PAÍS - El Cairo - 28/01/2011
Los enfrentamientos entre policías y manifestantes ya han comenzado en Egipto. Las fuerzas de seguridad se sirven de gases lacrimógenos y cañones de agua para tratar de contener a los cientos de miles de manifestantes que están arrojando piedras y basura a los policías.
Los jóvenes han convocado para hoy una gran protesta en El Cairo
Las revueltas se suceden en las principales ciudades del país. En El Cairo los manifestantes se han congregado en las inmediaciones del palacio presidencial. Las inestabilidad se extiende también a otras ciudades como Alejandría, Suez y Aswan.
El régimen egipcio de Hosni Mubarak ha bloqueado el acceso a Internet en todo el país árabe en un intento de hacer fracasar la gran jornada de protestas prevista para este viernes y en la que por vez primera iba a participar Mohamed El Baradei y, sobre todo, los Hermanos Musulmanes, la gran fuerza islamista de Egipto. Los jóvenes egipcios y los organizadores de las marchas que desde el martes se llevan a cabo por todo el paíshan empleado masivamente Facebook y Twitter para coordinarse. Ahora ya no lo podrán hacer. Además, desde esta mañana tampoco funcionan los teléfonos móviles en El Cairo y posiblemente tampoco en el resto del país, por lo que los participantes en las manifestaciones tampoco podrán enviar mensajes ni hacer llamadas.
Al igual que en la revuelta social que forzó la salida del dictador Ben Ali en Túnez, Internet está siendo el instrumento clave para que los egipcios contrarios a Mubarak coordinen fuerzas. Facebook Twitter han sido hasta hoy los lugares donde alentar las revueltas. El Gobierno egipcio, consciente de esta movilización creciente, intenta ahora frenarla en seco.
Las conexiones a Internet empezaron a ralentizarse anoche a las 22.30 (una hora menos en España). Dos horas antes el acceso a Facebook se hizo imposible. Poco antes Twitter también dejó de funcionar. Y desde la medianoche no se pudo acceder a ninguna dirección en la Red. Las cuatro principales operadoras de Internet -Etisalat, Mobinil, Vodafone y Tedata- siguen sin dar servicio esta mañana. El Gobierno de Mubarak, entretanto, guarda silencio y no ha dado explicación alguna de la censura aplicada a Internet.
Control exhaustivo
Egipto, con 83 millones de habitantes, cuenta con más de 16 millones y medio de usuarios en Internet, segúnel informe anual de Reporteros sin Fronteras sobre la censura en Internet (en formato PDF y en inglés), que incluye al país árabe en la lista de naciones que aplican algún grado de censura a los contenidos en la Red. Según este informe, de mayo de 2010, el Gobierno egipcio lleva aplicando desde 2007 un estrecho control bajo el paraguas de la lucha contra el terrorismo de corte islamista, con la creación de un departamento especial dentro del Ministerio del Interior.
Facebook, por ejemplo, se somete a un escrutinio constante por parte de las autoridades, que almacenan datos, direcciones y correos de cientos de activistas, algunos de los cuales han sido arrestados por las opiniones vertidas en la red social sin que haya mediado ninguna orden judicial previa. El control sobre el tráfico en Internet también obliga a los proveedores a suministrar al Gobierno cuantos datos demande de sus usuarios. Lo mismo ocurre con las compañías de telefonía móvil. El anonimato tampoco es posible en los cibercafés de ciudades como El Cairo. Todo aquel que se conecte en esos lugares corre el riesgo de ser sometido, sin saberlo, a un auténtica rueda de reconocimento policial. Las autoridades presionan a menudo a los dueños de estos establecimientos para que les proporcionen datos personales de los usuarios. Muchos cafés exigen a sus clientes que presenten su DNI para conseguir el código que les permita entrar en Internet.
Los islamistas se unen a la protesta
Hoy es el día de la gran revuelta en la que está prevista una participación masiva -las cifras hablan de más de 20.000 personas- que recorrerá las calles de Egipto en contra del Gobierno del presidente Hosni Mubarak. El pistoletazo de salida será después de la oración -el viernes equivale al domingo en Occidente. Hasta ahora los jóvenes han liderado y organizado la mayor revuelta en 30 años, ayudándose de redes sociales como Facebook y poniendo al Gobierno contra las cuerdas. Ningún partido, ningún líder político se había destacado como guía. Al menos hasta ayer.
"Si la gente, en particular los jóvenes, si ellos quieren que lidere la transición no voy a defraudarlos". Mohamed el Baradei aterrizó el jueves en el aeropuerto de El Cairo con la intención de unirse hoy a las protestas que desde el martes se llevan a cabo por las calles de todo el país. Ayer por la noche el principal partido opositor, los Hermanos Musulmanes, anunció que también estará presente en las calles. "Los Hermanos Musulmanes participaremos en las manifestaciones del viernes del cólera... con todas las fuerzas nacionales y el pueblo egipcio", afirma en un comunicado uno de los dirigentes del partido, Saad Katatni. El grupo asegura que no quieren protagonizar las protestas, pero que finalmente han decidido asistir y que están "dispuestos a mantener una firme presencia en las calles" si la situación lo requiere, según las palabras del portavoz Mohamed Morsi recogidas en la web del partido.
El día se prevé intenso. Una tensión que ya ha empezado esta misma noche. Pocas horas después del comunicado de los Hermanos Musulmanes las fuerzas de seguridad del país han detenido al menos a ocho de sus dirigentes más destacados, entre ellos a Mohamed Morsi, y a varios miembros más del partido. La agencia France Press habla incluso hasta de una veintena de arrestados. "La policía ha detenido a Essam El-Erian y Mohamed Mursi, y hay otros detenidos. Mucha gente, es difícil conocer el número exacto", ha confirmado a la agencia Reuters el abogado Abdel-Moniem Abdel-Maksoud. "La razón es conocida: es por lo que se espera que pase mañana". Según una fuente de seguridad, recogida por la misma agencia, las autoridades han ordenado a las fuerzas de seguridad actuar con contundencia a lo largo de la noche.
A pesar de que esta organización no está detrás de las protestas de los últimos días, pide la disolución del Parlamento así como también la liberación de las personas que han sido detenidas desde que éstas empezaran. Más de un centenar de miembros del partido, ilegal pero tolerado por el régimen, ya fue detenido poco antes de las elecciones del mes de finales de noviembre, de las que acabaron por retirarse al considerarlas fraudulentas.
La esperada protesta de hoy ha estado precedida por una gran violencia que ayer se extendía por distintos puntos del país. Los egipcios se lanzaron de nuevo a protestar de El Cairo a Alejandría, pasando por Ismailia y Suez. En esta última ciudad se registraron algunos de los enfrentamientos más violentos y un beduino perdió la vida de un disparo, sumándose a las seis muertes -cuatro manifestantes y dos policías- que ha habido hasta ahora.
Un regreso esperado
El Baradei había sido criticado por estar fuera del país durante estos días después de haber pasado el último año presionando al régimen e instándole a llevar a cabo reformas políticas. Hace unos meses incluso fundó la Asamblea Nacional para el Cambio. Al fin, el diplomático recogió el guante y anunció que su prioridad ahora es "ver un nuevo Egipto (...) a través de una transición pacífica".
El diplomático había dado tibias muestras de apoyo a la revuelta. En comentarios a través de Twitter, animaba a protestar de manera pacífica. El pasado lunes enmudeció y no abrió la boca hasta la noche del miércoles: el diplomático volvía a Egipto porque "no le quedaba otra opción". "Mubarak ha servido durante treinta años al país y ya es hora de que se retire", decía poco antes de embarcar en Viena rumbo a El Cairo.
"Me parece que esta es la oportunidad que El Baradei estaba esperando", considera el analista independiente Issander El Amrani. "Se había apartado de las protestas argumentando que correspondía a los ciudadanos organizarse, pero la gente está ahora en las calles, y es el momento para que pueda intentar reclamar el liderazgo de un movimiento en lugar de ser un líder político aislado", dice.
En Egipto la noticia de su vuelta corrió como un reguero de pólvora en Internet con opiniones encontradas. Hay quien anhela que el Nobel de la Paz se ponga a la cabeza de la revuelta, mientras otros juzgan que debería pasar menos tiempo en el extranjero y más en las calles de su país. Y eso es lo que parece que va a hacer el diplomático: "Mañana va a haber en Egipto una gran manifestación y yo estaré allí con los egipcios".
El portavoz de la web Todos somos Khaled Said aprecia que el diplomático piense unirse a ellos hoy, pero considera que aún es pronto para ver lo que ocurrirá con El Baradei. "Sería una buena opción como líder interino siempre que se comprometa a no volver a presentarse a las elecciones", afirma. "Hasta ahora no ha hecho demasiado y depende de él si esta vez quiere de verdad hacer algo. Tuvimos grandes esperanzas en él, pero por el momento no ha hecho, ni ha se arriesgado a nada", concluye el activista. Como asegura el analista El Amrani, queda por ver "si Egipto quiere que El Baradei les represente", pero en su opinión "se necesitarán más egipcios prominentes para poner rostro a lo que de momento es la revuelta, un movimiento espontáneo y sin cabeza", concluye.

Las demandas de Los Hermanos Musulmanes

Los Hermanos Musulmanes advirtieron al Gobierno de Mubarak a través de un comunicado colgado en su web el pasado 19 enero (seís días antes del martes de la ira) de que la paz no durará mucho si no se acometen una serie de reformas urgentes. Los islamistas fijaron cinco objetivos principales:
1) Abolición del estado de emergencia, vigente desde 1981, y que en mayo de 2010 se renovó. Amparándose en este estado la policía reprime sistemáticamente a los hermanos, que aunque están ilegalizados como partido son semitolerados por el régimen y se les permite presentarse a las elecciones como independientes
2) Disolución del Parlamento y celebración de elecciones libres y justas. En diciembre Egipto celebró unos comicios parlamentarios marcados por el pucherazo y en los que el gobernante Partido Nacional Democrtático de Mubarak barrió a la oposición.
3) La enmienda de los artículos 76, 77 y 78 de la Constitucion, relacionados con el sistema electoral
4) Unas elecciones presidenciales en base a esas enmiendas
5) La desestimación del actual Gobierno y la formación de uno nuevo que responda a las demandas del pueblo egipcio

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